segunda-feira, 30 de novembro de 2015

Decidiendo

A veces no sé qué hacer. No sé si me pongo a pintar unas zinnias que me andan rondando, o si salgo a caminar por el parque o por el barrio. O si aún, me pongo a leer un libro de Nathaniel Branden sobre “Autoestima,” o si entonces me pongo a hacer alguna de esas tareítas domésticas que uno siempre va dejando para otro momento, como arreglar el mantel, que está cortado. A veces en situaciones como ésta, me pongo a orar. De esta forma, trato de alinearme con lo divino. Pienso en las personas queridas, o en la humanidad como un todo, y le pido a Dios que nos envuelva a todos con su inmenso amor. Entonces, es como si le escapara el bulto a la indecisión. Pienso que a pesar de todo, no es tan malo estar indeciso o ser indeciso. Es como estar frente a muchas posibilidades lindas de cosas que te gustaría hacer. Todas son buenas y necesarias. Pero ponerlas en orden, elegir, me cuesta.  

terça-feira, 24 de novembro de 2015

Cromáticamente

A veces los colores nos llaman de un modo muy peculiar. Su modo. El modo de cada color. Ahora el lila. Un lila amarillo. Un morado azul celeste. Los veía por la ventana del gimnasio esta mañana. Los jacarandás. Las primaveras o santa-ritas, o trinitarias. O entonces ahora un azul blanco; rojo amarillo, de un cuadro que hice y que está en mi casa en João Pessoa. Otro de un rojo morado. Naranja amarillo. Verde de dos tonos. Verde hoja y verde musgo. Cada color es un sentimiento. He estado estos días pasados, y aún hoy, con el color violeta, lila, celeste. Celestinas, unas flores que mi padre tenía en el patio del fondo de su casa. Ahora todos estos colores. Cada uno, cada color y su par. Todos estos pares de colores, son también la presencia de mi madre y de mi abuela. Mis abuelos son otros colores. Colores de campo. Verde ceniza. Los colores vienen en pares. Son pares de colores. Ayer estuve con mis hijos e hijas. Fin de semana que se fue adentrando por el lunes. Amarillo naranja. Amarillo naranja son familia. Ahora mis dos hermanos también están aquí. Recuerdo tiempos pasados. El pasado se presenta en colores. Sólo el ver la palabra colores, ya me trae tiempos pasados. Recuerdo paseos con mi esposa y compañera, por las calles y parques, por las plazas de Santiago de Chile y Buenos Aires, Mendoza y Paraná, Reconquista y Rosario, Posadas y Tarija, en Bolivia. Carabobo, en Venezuela. Tantos lugares. Todos colores. Ahora, esta tarde de noviembre, vienen a mí todos estos colores. El marrón de las palmeras y de los troncos en el parque y también en Padcaya, Bolivia. Uno puede vivir en colores. El color es un lugar que acoge. Uno puede ser color, y allí estar en paz, tranquilo. Personas muy queridas que no he nombrado, y que también viven en mi corazón, están también aquí, en esta evocación cromática. Mis tíos. Algunos amigos que ya se han ido. El Padre José Comblin y Dom Fragoso.  

terça-feira, 17 de novembro de 2015

Tengo mis escritos

Aquí puedo venir cada vez que la vida me destruya. Y por Dios que no han sido pocas estas ocasiones. Ya he escrito tanto y de tal manera, que es ya casi como si las palabras me escribieran. Aquí me he ido rehaciendo. Me he venido recuperando, y lo sigo haciendo. En este juego de reflejos en el que de a poco y de a mucho, me voy teniendo de vuelta. Aquí es como si entrara en un país quieto y tranquilo. Un lugar de paz. Plantas, flores y montañas. Y un río que baja cantando. La voz de ella cantando en mi pecho. Y las nieves eternas. Atravesando la cordillera hacia Chile y hacia Mendoza. Ya tantos caminos, que hemos ido cosiendo nuestra América Latina al mismo tiempo que vamos cosiendo nuestras heridas internas. Tantos lugares, tanta gente querida, tantos momentos de encuentro. Refuerzo de vínculos. A veces cierro los ojos, o aún con los ojos abiertos, y me dejo ir hacia toda esta gente querida de la Terapia Comunitaria Integrativa, mi familia y mis amigos, los colegas y las colegas del trabajo voluntario que he ido encontrando en todas estas jornadas de gente que se busca a sí misma colectiva, comunitariamente. João Pessoa, Lagoa Seca, Sousa, Brejo das Freiras. Montevideo, Paysandú, Uruguay. Misiones, Posadas. Paraná, Entre Rios, Valle María. Reconquista, Santa Fé, y Godoy Cruz, Mendoza, Argentina. Brasilia, Distrito Federal; Coxipó do Ouro, Mato Grosso. Emborozú y Tarija, Bolivia. Ya se ha ido recomponiendo el mapa interno y se sigue recomponiendo. Es una actividad continua. Pero sobre todo, tengo mis escritos. Las Ocas do Indio, Ceará. Mis colores, mis libros. Todo este mundo de afectos de que estoy hecho. Aquí puedo venir cada vez que la vida me destruya. 

domingo, 15 de novembro de 2015

Aprendizado

Acabo de chegar de uma voltinha por Cabo Branco. Orla marítima. Novos prédios, novos hotéis. Muita gente passeando. Nenês, cachorrinhos. Gente de todas as idades. As luzes do barranco da ponta do Seixas, ao longe, foram se acendendo enquanto a gente ia andando. No céu, a lua se escondendo. A calçada nova, já reposta em vários trechos. Tantas lembranças, em cada lugar. Lembranças de tempos diferentes. O mar confundido com o céu da noite. Uma só escuridão. Não podia deixar de pensar no ocorrido na França. Terror lembra outros terrores. Tive a visita da violência durante muitos momentos da minha vida. Distintos tipos de violência. Conversava com a minha esposa, como as pessoas que passaram por muitas dores, nos surpreendem. Isto fui aprendendo na Terapia Comunitária Integrativa. As dores fazem parte da vida. Aprendemos a transformar as dores em força para a vida. Não posso deixar de refletir. Como a violência é uma constante na vida humana! Não deveria ser assim, mas é assim. Enquanto a violência atinge pessoas ao longe, isto nos horroriza. Repudiamos o menosprezo pela vida de pessoas inocentes. Sem dúvida. Mas nós, inocentes, não fomos também alvo da violência? O que podemos extrair, como humanidade, como pessoas a caminho da nossa humanização, de tudo isto? O que eu posso ver como aprendizado é que cada vez que a violência me visitou, a vida voltou com o seu valor redobrado.  

sexta-feira, 13 de novembro de 2015

Cuando vienen las aguas

Cuando vienen las aguas, las recibo. Las siento en todo yo. Son los dolores, las heridas, las alegrías, la esperanza. Estas son mis aguas. Cuando ellas vienen, las recibo. Ellas me abren al mundo y a mí mismo. 

Agradezco cuando vienen las aguas. El Dr. Adalberto Barreto dice que quien no gime de dolor, no gime de placer. Yo no elijo la hora en que vienen las aguas. Apenas las recibo. 

Abro los brazos y las abrazo. Las acojo en mí. Veo entonces el río de mi vida. Lo que ha sido y sigue siendo este mi estar aquí. Aguas del comienzo al fin. 

Na foto, um fícus que cresce no pátio do CEFOR, em João Pessoa, Paraíba.

terça-feira, 10 de novembro de 2015

João Pessoa, tercer día

Acabo de volver de una breve caminata por la beira-mar. Parece que nunca me hubiera ausentado. Uno no se ausenta de lo que quiere, de lo que ama. El amor es presencia. Una persona amada está con uno todo el tiempo, no importa donde pueda estar fisicamente. Esto me pasó ahora mismo, a respecto de mi madre. Sentí ella en mí, su sabiduría, esa su manera tan propia de hacerte saber lo necesario, sin discursos ni pretensiones proselitistas. Compartía lo que sabía, lo dejó también en libros. Yo estaba dudando sobre qué debería hacer, o qué es lo que querría hacer. Entonces recordé que ella siempre decía: Dios es la necesidad. No tuve dudas. Me fui a caminar. Me dí cuenta de que mi madre está presente en mí más allá de lo racional. Dí una vueltita. El veredón en reformas. La gente yendo y viniendo. ¡Tanta diversidad humana! Todo ese paisaje nocturno. Las luces de las barracas. La gente sentada en la murallita. Más allá, el mar oscuro.  ¡Cómo uno se hace uno con una ciudad, con un paisaje! Allá o acá, todo es uno y uno es todo. 

segunda-feira, 9 de novembro de 2015

Literariamente

Hay veces que uno se levanta y el día se presenta un poco, digamos, desconfigurado. Desdibujado. No te das cuenta muy bien cuál es tu lugar. Te dejas llevar, y de a poco, todo va siendo como debe ser. Hoy fué así, o más o menos así. Cuando llegó la claridad del día y finalmente me decidí a levantarme, pasé un tiempo como que no sabiendo bien qué hacer. Dónde ponerme. Esta es uma sensación antigua. Tuve que ir a la verdulería a comprar lechuga, mamón, inhame, rúcula, y naranjas. Después pasé por la panadería y compré pan, queso y jamón. En este ir y venir, este ir haciendo lo necesario, fui como que llegando. Ocupando mi lugar. Más tarde la universidad. Trámites. Telefonemas con las amigas y amigos de Kairós-Nos Também Somos Igreja. La alegría de escucharlas y escucharlos. Saber que ya falta poco para encontrarnos. Disfrutar del encuentro, aún que fugaz, con colegas de salud mental comunitaria. En algún momento, me pareció como que al final estaba por fin donde debería estar, del modo como debería estar. Había hablado por teléfono con mi padre, más temprano. Esto también me dio un sentido de ubicación. Las obligaciones nos ubican. Uno encuentra su lugar. Cuando tomaba el desayuno con mi esposa y compañera, recordamos Julio Cortázar. Su entrevista a la TVE. Vivir literariamente. Vivir lo que se escribe. Ser lo que uno escribe. Ser literariamente. Esto también me dio un sentido de ubicación. Leí de nuevo un artículo mío que fue publicado por La Quinta Pata, la revista digital de Mendoza dedicada a luchas sociales y derechos humanos. En fin, todo esto para decir que entre una cosa y otra, al final, ahora que ya es casi mediodía, me siento ya casi como estando donde debería estar, del modo como debería estar. Literariamente.

domingo, 8 de novembro de 2015

Aquí

Escribiría. Como que para saber que de hecho había llegado. Estaba aquí. Estoy en casa, dijo para sus adentros. Finalmente en casa. Es bueno viajar, pero es muy bueno estar en casa. Volver a casa. Sentir el espacio que a uno le está reservado. Bueno, y ya que estoy aquí, ¿ahora qué? Dejarse llegar del todo. Simplemente esto. Disfrutar del placer de sentirse llegar así, como está siendo ahora. Las imágenes y sensaciones de São Paulo, Santiago de Chile, Mendoza, llegando. ¡Cómo la vida es tan intensa! ¡Tantos momentos vividos! El cruce de la cordillera en ómnibus. El paso de la frontera. Libertadores. Buenas ondas en el control migratorio y en la policía. Los caracoles del lado chileno. Las flores amarillas. Tanta belleza. La llegada a la terminal de Santiago. El hotel, una colmena gigantesca. Y ahora en casa, las impresiones llegando. Las sensaciones. Sentimientos. ¡Tanta gente que interviene para que uno pueda ir de un lado a otro! Agradecimiento. El almuerzo en familia en São Paulo. Verde. Azul. Blanco. Celeste. Amarillo. Oriéntese por los colores. Como en 1977. Como tantas veces. Como siempre. Una sensación de raíces. El cielo es aquí. Este es el reino de Dios.

domingo, 1 de novembro de 2015

Presencia

La hoja en blanco. Miraba la hoja en blanco. Sentía la necesidad de estar aquí. La necesidad de estar para mí. Sólo para mí. El recuerdo de ayer. Cumpleaños. El cariño de tanta gente querida. Me daba un poco de vértigo. De pronto sentir que la vida es esto. Algo tan tenue. Poder por un momento dejar de lado cualquier intento de evaluar algo. Basta de tantas evaluaciones. También dejar de tratar de imponerme cualquier obligación. Ahora, este domingo posterior a mi cumpleaños, un cumpleaños que fue como un baño de amor y de cariño. Amistad. Solidaridad. Lo que le da sentido a la vida. De pronto estoy como un barco que busca la orilla. Estoy en la orilla. Dejar de repente cualquier intento por cualquier cosa. Permitirme solamente estar aquí. Solamente para mí. Puedo permitirme esto. Sin obligaciones de ningún tipo. Sin necesidad de probarle nada a nadie ni a mí mismo. Solamente registrando el estar aquí.