“Zapatero a tus
zapatos,” solía decir mi madre. Es importante uno saber cuál es
su centro, cuál es su eje, a qué hemos venido a este mundo. Puede
ser algo muy simple. Un quehacer que nos hace, como el escribir. En
mi caso, es eso. De pronto me salgo y voy a lo macro, a lo político
y social. Pero me vengo rapidito a aquello que me hace, al lugar
donde respiro, donde me rehago, donde puedo ser el que soy. Aquí me
encuentro con mi ser más profundo. Aquí encuentro mi historia y soy
esa historia, la historia de una familia que vino del campo, de
pequeños poblados, y se fue haciendo con trabajo, desde abajo. Lo
político nos tocó desde siempre, pues no hay cómo substraerse.
Sobre todo mi abuelo paterno. Pero no puede ni debe haber una
disociación entre lo que hago y lo que soy. Escribir me reúne, y
esto para mí es primordial.
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