Escribir un libro es
una manera de ir llegando. Uno va mapeando su propio estar aquí. Yo
ya no soy algo a lo cual pude haberme ido acostumbrando, algo que
está aquí, pero no sé muy bien cómo ni quién es. A medida que
voy registrando mis vivencias, escribiendo lo que voy viviendo cada
día, como me voy sintiendo, lugares donde estuve, experiencias que
tuve, gente que conocí, mi estar aquí se va haciendo algo concreto.
El propio escribir, va asumiendo el control. Escribo, y no siempre sé
lo que va a venir. En general, es novedad. Otras veces, son
repeticiones. Pero aún las repeticiones, van trayendo algunos
matices nuevos, que sumados, van reconfigurando el presente como algo
novedoso, pleno.
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