domingo, 30 de maio de 2010

Ayer

Algún recuerdo cobrándote por lo que no hiciste ayer, por qué no hiciste esto, lo otro, lo de más allá. Y tú te preguntas qué puede uno hacer en relación a lo que ya pasó como no sea aprender para otra vez? ¿Cuál sería la lección? ¿No dejarte atropellar? ¿Te habrías de hecho dejado atropellar por no reclamar de quien pasara delante de ti, haciéndote esperar más de lo debido, injustamente? ¿Cuál habría sido la reacción correcta, para que hoy, un día después, no te hubiera quedado un gusto amargo, como de que te dejaste pisotear? ¿Deberías haberle gritado al tipo que venía en la camioneta cara y te dejó para atrás? ¿Sería esa la actitud correcta? O haberle dicho con amabilidad que no lo hiciera, que estabas tú adelante, ya siendo atendido por el mecánico que cambiaba el aceite de tu auto. No lo sabes. Aún hoy, el eco de lo que no estuvo bien contamina este comienzo de día. También te sientes un poco solo, ella viajará y no vas con ella, y la casa sin ella o el día sin ella son vacíos, tristes. Puedes colmarte a ti mismo, llenar tu día de sentido. Y no necesitas culparte por el día de ayer, lo que no hiciste, ten piedad de ti, perdónate, no siempre estás en pie de guerra para defender tus derechos. Eres un ser humano sensible y bueno, y a veces no te sabes defender. Pero no siempre es así. No dejes de verte en movimiento. Todo cambia, constantemente. No te chicotees.

Nenhum comentário:

Postar um comentário