En este momento siento que lo que he visto de mí y de
mi historia, me llama para un momento no sé si decir de reflujo, recogimiento,
o más bien composición, integración. Sea como sea, lo que quiero decir es esto:
que mi objetivo no es acumular
ad infinitum,
más y más informaciones sobre lo que sea. Lo que he aprendido de mí mismo, de
mi historia y de mis estrategias de superación ejercidas a lo largo de mi
trayecto de vida, me mueve en una dirección de un simple presente. Un presente
integrado y florecido. No creo que deba enredarme en la búsqueda inútil de una perfección
inalcanzable. Si hay algo que tengo muy en claro ahora, es que este es un momento
de estar en mí. Así como soy. Menos proyecciones, menos preocupaciones, menos
obligaciones, menos interpretaciones, menos presuposiciones. Más consolidación
y centramiento en el mero y simple vivir. Al final la vida fue yendo sin mucha
preparación, ya hacia allí, ya en otras direccciones. Una sensación de unidad
que no excluye sino al contrario, se alimenta de la conciencia de la
variablidad, multiplicidad e impevisibilidad, me repone a un lugar inicial.
Ahora más dueño de mí mismo, y con las mismas marcas del paso del tiempo que
aprendo a leer como señales de crecimiento. El aprendizaje me trae a este
puerto.
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