sexta-feira, 13 de setembro de 2024

Vencedor

Lo que no es mío casi me mata. Me toca aprender, o reaprender, a dejar afuera lo que no me pertenece. Lo que me hace mal. 

Lo que aunque se disfrace con ropajes seductoras, simplemente mata. Del mismo modo como le cierro la puerta a quien quiera entrar a mi casa a hacer daño, aprendo o reaprendo a cerrar las puertas a lo que no quiero que entre en mí porque daña, lastima, hiere, perjudica, hace mal. Mata.  Aprendo que tengo el poder y aún el deber de cerrarle la puerta en la cara a todo lo que destruye y mata. El odio. La mentira. El engaño, la confusión. La confusión creo que es lo que más me ha hecho daño. Y veo que esto sucede también con otras personas. ¿Adónde quiero llegar?

En enero-febrero de 2023 tuve sensaciones de proximidad de la muerte (https://revistaconsciencia.com/reconstrucao-2/)  Ahora estoy en la proximidad de participar de una nueva jornada literaria en el sindicato docente de la UFPB-JP. Madona dos Páramos, de Ricardo Guilherme Dicke. Estoy en una etapa de la vida en que todo vuelve a tener un valor especial. Todo se reúne. Los frutos se muestran de manera evidente. La sensación de pertenecimiento y seguridad, el afecto como valor esencial que sostiene la vida, se hacen también más evidentes.

Lo que estoy tratando de decir, y no sé si lo estoy consiguiendo, es que ya no puedo más coquetear con el enemigo. Ahora me toca vivir como viví toda mi vida, de manera todavía más consciente. Cada instante es aún más precioso. La luz que me ilumina y soy. La luz que me guía desde adentro y alrededor, son ya inocultables.

Vivo para el amor. Mi proyecto no es la muerte, aunque me sentí pegado y me quedé pegado a muertes plantadas. Es el arte del enemigo. Mis artes, sin embargo, y mi persistencia en tenerme de vuelta, me han ido mostrando de nuevo la realidad. Lo que es verdaderamente real. Lo que existe de hecho. Lo que hay es una breve eternidad que transitamos como humanos, cuyo sentido, dirección y sabor, es en buena medida fruto de nuestras propias elecciones y decisiones. Responsabilidad.

Ahora me toca, decía, mirar de frente al ser que soy. La vida que fui capaz de construir desde mis días de niño hasta crecer y fructificar. Madona dos Páramos es talvez una metáfora de esa búsqueda en la cual hoy me veo como vencedor. Alguien que vive su sueño.  

Alguien que empezó de nuevo y sigue empezando de nuevo cada día, a toda hora, en todo momento. Yo soy así, que voy a hacer.

 

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