El mundo grande de
la política y el golpe fascista. El retroceso institucional y
social. La destrucción de las conquistas ciudadanas que tanto
trabajo costó edificar. Voy y vengo entre este mundo y el mundo
ínfimo, apenas perceptible, verdaderamente mínimo, en el que vivo y
respiro. Mundo éste hecho de cosas pequeñitas que se fueron
juntando en mi memoria. Recuerdos de familia. Viajes. Amistades. El
amor. Pintura. Libros. Colores. Escritos. Películas. Sueños
realizados y destrozados. Entre esos dos mundos voy y vengo, como
tanta gente ha de ir y venir. Voy y vengo y vengo y voy y sigo
viniendo y yendo. Hasta llegar. A veces parece que ya estoy aquí y
que esto es el cielo. Este es el cielo. Voy y vengo y en este ir y
venir mi vida se fue tejiendo y destejiendo, y lo sigue haciendo. A
veces pienso que quisiera quedarme de una vez en mi mundo pequeñito,
sin conflictos. Sólo amor y paz. Pero está ese otro mundo que
golpea, llega cerca y golpea. Y no tengo cómo dejar de atender. Abro
la puerta y veo lo que no quiero. Cierro la puerta y me voy otra vez.
De nuevo me voy y vengo. Voy y vengo.
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