sábado, 20 de junho de 2020

Antes, después y ahora


¿Habría algo de malo en nuestra vida de antes de la pandemia?
¿Será tan necesario estar tan conectados con lo virtual?
Gente que no podemos tocar.
El jardín sigue alrededor.
Las plantas han crecido en buena medida gracias a las lluvias.
El tiempo parece haberse detenido.
Mis libros y los bordados de ella siguen allí esperando.
Hoy volví a leer el libro que había empezado ya no sé cuándo.
El tiempo se ha hecho algo nebuloso
Yo no provoqué la pandemia, como tampoco creé la situación política nacional.
No creo que haya nada de malo en la vida que he elegido y que al mismo tiempo hoy se me impone.
Aprendí a crecer con los desafíos. Trato de no dramatizar.
Al final ¿qué es lo que hay de tan malo en el horizonte?
Lo que es permanente permanece
Aquello en lo cual he apoyado mi vida y que ha dado muestras de ser la realidad más real de todas, sigue igual.
La memoria junta los tiempos.
Vuelvo a ser niño y otra vez estoy en aquél tiempo para el cual el adulto de hoy no tiene palabras.
Sólo puedo decir que es un tiempo sin miedo. Sin muerte.
Es lo que queda, lo que está siempre, lo que siempre será.
La alegría perdurable de aquellos afectos que me constituyen.
La fe de la cual tuve comprobación en los momentos más arduos de mi caminar
Hoy vuelven las aguas, vuelve una sensación antigua que ya empieza a tranformarse en recuerdo.
La compañía de Dios, el amor de mi mujer, mi familia, aquellos pocos amigos y amigas que fui capaz de conservar.
Los libros y los colores donde me resguardo.




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