Creo que con el Facebook, y, en general, con la
internet, se ha creado una posibilidad de comunalización de la vida muy
importante. Se crea una sensación de proximidad, de pertenencia, de la cual
personalmente me siento beneficiado. No podría olvidar que en buena medida, fue
a través de mi participación en diversas revistas electrónicas, que empecé a
encontrar un sentido más fuerte para vivir, en 2001. Esto no tiene precio. Pasó
el tiempo, y en ese tiempo, fui creciendo en un diálogo con mis lectores y
lectoras, generando una perspectiva más integrada de mí mismo. Hoy puedo ver mi
vida como una continuidad, una unidad. Un proceso que reúne todos los hechos,
todos los actos, todas las situaciones, todo lo que me fue dado vivir, en este
único momento actual. Este instante precioso en que escribo estas cosas. La
palabra fue viniendo, y yo con ella. Me fui haciendo en estas conversaciones.
Como un ir y venir contínuo, el movimento de la vida, estas conexiones con
gente que me lee y con la cual me veo y me leo, fueron cosiendo un espacio de
reconocimiento mutuo. Un tejido contínuo. Unificado. Fui perdiendo la sensación
de extrañeza, de aislamiento, de falta de sentido. Un sentido de integración se
ha ido haciendo presente cada vez más.
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