Ayer decía que una tela para pintar, que está en mi casa, me
está siendo una buena compañía. Está, de hecho. Tanto que esta mañana, al
verla, me vino de saber que allí estaba un florerito de cristal que fue de mi
abuela Mamina. Este florero dice mucho de mi abuela. Su belleza, su transparencia,
su presencia sólida y al mismo tiempo tenue, intangible. Es uno de los pocos
objetos materiales que tengo, que pertenecieron a Mamina.
Nenhum comentário:
Postar um comentário