segunda-feira, 16 de março de 2020

Camino


Recojo impresiones, sentimientos, imágenes, acontecimientos de varios días, de toda una vida.

Yo no tengo nada que ver con la dictadura. Aquello fué una abominación que asoló a mi pueblo y a mi generación.

Lo mío es más bien todo lo contrario. Es la intimidad, el respeto, la oración, el arte, la poesía, la familia, la comunidad, el cuidado, los sueños personales y colectivos.

Entre los libros encuentro mi lugar. Allí me rehago, me recompongo, me reconozco.

En la poesía encuentro la reconciliación.

Mirando el conjunto de días que me fue dado vivir desde el comienzo, veo una continuidad consoladora.

Me empeñé desde joven en la lucha por la defensa de la vida frente a la violencia abusiva ejercida desde el estado.

La lucha por la educación abierta, libertadora y humanizante es talvez el más largo de los hilos conductores de mi existir.

Habitar los mundos de los cuentos y las canciones fue un bálsamo y un seguro de vida. Ahora ya muy cerca del crepúsculo vuelven estas sensaciones primeras.

La parra del patio, las baldosas ajedrezadas, las carreras de autitos al borde de la acequia. Las revistas mejicanas.

Sueño de amar a una mujer. Todo me fue dado. Hasta el camino de Jesús volvió.

Florecieron las que pudieron ser y fueron llagas. Nada debo a nadie. Soy grato a cada persona que me brindó su cariño, reconocimiento, ayuda y amistad.

En este escritorio que fue hecho a medida, con el privilegio y la gratitud que me invaden, expreso el sentimiento de que la vida es algo que talvez nunca consiga comprender completamente. Me maravilla, admira y asusta muchas veces.

No sé si estos versos son buenos o malos, apenas son los que pude escribir esta noche.




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