44 años después del golpe de Videla, que da sentido y razón
al Dia Nacional por Verdad, Memoria y Justicia, aún subsiste esta pegunta: ¿Han
sido investigados, procesados y juzgados todos los genocidas y sus socios empresariales,
eclesiásticos, periodísticos y civiles?
El recuerdo del golpe nos dejó a quienes sobrevivimos, una tarea
contínua: resignificar la vida. Esto es algo que todo ser humano es obligado a
hacer después de circunstancias traumáticas.
En mi caso personal, esta búsqueda por un sentido, una razón
que explicara lo sucedido, me llevó a leer informes como el de la CONADEP,
CIDH-OEA, Equipo Nizkor.
Lo que me ayudó a ver más allá de las descripciones de los
horrores fue el informe de la OPS-OMS de 1997, La salud mental en el mundo.
Allí se decía que la mayor parte de las personas que habían
sufrido la represión ilegal en Argentina no tenía ninguna vinculación con organizaciones
que se pudiera rotular como revolucionarias.
Empecé a comprender. Es un lento camino. Saber que hay gente
para quien la vida no vale nada. La mentira, la fuerza bruta, el abuso, la
injusticia, son todos medios de dominación y explotación.
Pero descubrir la verdad no es lo mismo que hacerse cargo de
la tarea diaria de darle un sentido a la vida. Me di cuenta de que esta tarea
interna y colectiva es la que es capaz de hacernos vencedores/as.
Volví muchas veces a Argentina, y en cada regreso algo se
iba cosiendo, hasta que pude rehacer mi país interior.
Pude ver que hay todo un tejido social que mantiene vivos y
activos los principios y los valores de la solidaridad.
Me di cuenta que no era tanto una cuestión de ideologías,
sino de elecciones, decisiones. Hay gente que decide hacerse fuerte a partir de
lo que pudo haberla destruído, y con esa gente me fui y me sigo reconstruyendo.
Permanecen todas mis vulnerabilidades, pero ahora tienen un sentido
más grande: me hacen saber que soy humano, y me unifican con gente a mi
alrededor.
Trato de mantenerme atento a lo íntimo y a lo inmediato, como
manera de substraerme (hasta donde es posible) al bombardeo incesante de los medios
de deformación y manipulación. Y veo que en ese espacio casi imperceptible las
cosas son más bien favorables.
Esa confianza en lo que no muere sino que se fortalece en la
adversidad, es lo que me da fuerzas para proseguir.
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