Cuando un país es gobernado por un delincuente de lesa
humanidad es evidente que fueron desbordados los límites de la política.
La película Democracia
al borde reaviva la memoria. Reconstruye de manera documental el conjunto
de piezas que se movieron para destituir la Presidenta de la República Dilma
Rousseff y dar lugar al actual régimen.
El actual presidente de Brasil, al emitir su voto en favor de
la destitución ilegal de la Presidenta de la República, lo hizo en homenaje al torturador
de la misma. Nada sucedió.
¿Será que la vida no vale nada? ¿Será que los Derechos
Humanos aquí no vigoran? La película nos recuerda que este país nunca dejó atrás
su pasado esclavista.
Este documental tendrá en la historia brasileña, talvez, el
destino de la película argentina La hora
de los hornos, que muestra el bombardeo de las personas en la Plaza de Mayo
durante el golpe contra Perón en 1955.
La historia se repite. Que la vida de las personas no valga nada
para la oligarquía no es novedad. Pero que las personas mismas no den valor a
su propia existência es algo que debe llamar la atención.
Al dejarse impune el crímen cometido contra Dilma Rousseff ayer
y hoy, se dejó uma puerta abierta para que se repita lo que nunca más debe
ocurrir en ningún país. La omisión es complicidad.
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