Yo no necesito de tanto éxito, ni de tanto reconocimiento
social. Sólo necesito amor. Esta mañana, las flores y los pájaros. Y las
palabras de ella, que me anidan, hacen para mí una casa, un territorio, un país.
Escribo y planto y cosecho. Cosecho mi lugar en el mundo. ¡Es tan fácil! Y sin
embargo da un trabajo bárbaro. Deshacer la programación productivista, la de la
insatisfacción, la de lo que falta. Ver más bien lo que hay, lo que está aquí.
La vida en su inexplicabilidad, imprevisibilidad y sorpresa constante. La diversidad
que es cada persona. ¡Tan distintos que somos unos de los otros! Esa variabilidad
es admirable. Me completo en ese rompecabezas contínuo que es la convivencia. No
necesito preocuparme tanto. No necesito exigirme tanto. No necesito tener
miedo. Todo va ocurriendo. De alguna manera, siempre sale todo bien.
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