quinta-feira, 20 de fevereiro de 2020

Personalmente

Escribir es como estar volviendo. Esta mañana tuve esta sensación. Estar en medio de las personas registrando de hecho mi estar aquí. Cada persona con su modo específico. Las memorias que cada una evoca en mí.

Una noticia aterrorizadora: un estudiante de la UFPB asesinado. Al escuchar esta noticia, volvieron las antiguas memorias del miedo. El ejercicio es volver al presente, seguir estando aquí, cada vez más aquí.

No dejar de mantener la presencia, dondequiera que sea. La vida es aquí, en este preciso instante del cual nos damos cuenta muchas veces apenas parcialmente. La mente muchas veces se dispersa en varias direcciones, varios asuntos, intereses, deseos, proyectos, preocupaciones, miedos. Reducir las preocupaciones o eliminarlas.

Con el pasar del tiempo veo que hay un ajuste que va ocurriendo en dirección a la confianza. Las presiones hacia la despersonalización deshumanizadora son atroces, repetidas y contínuas. Mantener la conciencia atenta y despierta, la atención focalizada y las motivaciones en direcciones propias y no impuestas, es tarea titánica.

El domingo pasado, conversando con un pariente en el velorio de un pariente amigo, en cierto momento dejé la temática impuesta (la política como la presentan desde la mídia venal, desde el lavaje cerebral cotidiano y persistente, desde la deseducación contínua) y convidé a mi interlocutor a conversar sobre nuestras familias, hijas e hijos, nosotros mismos.

Me niego a perder la vida tan laboriosamente recuperada. No luché contra tanto extrañamiento y alienación, para ahora simplemente perder este segundo tan infinitamente precioso que me es dado vivir. Mi pariente amigo fallecido sigue conmigo, del mismo modo como cada persona de mi familia y amigos/as que se fueron, siguen conmigo, y seguirán.

Yo no mato a la gente, la llevo conmigo. Dejo la basura en la basura, o al menos lo intento. Si la industria del vaciamiento de la vida es insistente, yo lo soy más aún. En estos tiempos la memoria viene haciéndose cada vez más como una especie de cuna que anida mi presente.

Yo no me voy a transformar en rehén del pasado, ni siquiera del pasado anómalo y atroz que me visitó. Mi trabajo es resignificar constantemente el presente. Cada vez más aquí, cada vez más ahora, cada vez más yo.

He insistido e insisto en tareas colectivas, comunitarias, porque es allí donde se construyen vínculos positivos. Se deshace el desánimo que asola cuando dejamos de apostar en una vida mejor hecha a muchas manos.

Nenhum comentário:

Postar um comentário