terça-feira, 29 de dezembro de 2009

Escribir esta mañana

Esa mañana se levantara sin que nada en particular le llamara la atención. Apenas la siempre repetida sorpresa, si este fuera el término, de estar vivo, de estar respirando, de una vez más estar viendo la luz del día y oyendo el canto de los pájaros, el piso bajo los pies.

Recuerdos del día en la playa, ayer. Nadando con los chicos. La arena, el mar, el sol. La comida, la caminata, la gente pasando y bañándose.

Las palabras van creando un ritmo, de tanto escribir. Cuando te pones a escribir, prosigues un ritual antiguo, con fuerza propia, que se perpetúa en tus manos. No es un hacer arbitrario, premeditado, es una continuidad que se prolonga en ti.

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