segunda-feira, 29 de novembro de 2010

Claridad

Esa mañana, estaba como lejos. Me vino una oración de las que debo haber aprendido de chico, con mamá. Oré a Dios de una manera simple, como hacía mucho no lo hacía. De pronto, todo comenzó a aclararse.

domingo, 28 de novembro de 2010

Redenção

Voltando do encontro nas Ocas do Indio, tentaria dizer o que vivera nesses dias sem igual. Unidade, identidade, integração. Fora a primeira vez que, de fato, estivera inteiro na reunião dos TCs. Tanto afeto. Valia a pena, sim, valia a pena fazer parte, ser parte dessa rede. Redenção. Obrigado. Vamos em frente!

quarta-feira, 24 de novembro de 2010

Método

Hay días en que andas en busca de tí mismo. Has ido a la playa, has visto el mar y la gente andando por la arena, has vuelto a casa y ahora escribes estas cosas, pero una sensación de tristeza, de abandono, no te deja. Es algo muy antiguo, y te preguntas por qué. Rasguñas las piedras y tratas de saber, tratas de encontrar la razón por la cual, en un día como hoy, todo bien en tu vida, estás como triste, abandonado, como sin ti. Te lo has preguntado muchas veces a lo largo de tu vida. ¿Te faltan tareas? ¿Te falta un método? ¿Autoaceptación? Por ahí va la cosa. ¿Sensación de realización, de deber cumplido? No te exijas tanto. Hay días de sol brillante y días opacos, aunque el sol brille. Has buscado toda tu vida cuál sería tu método, tu forma de ser, de vivir, de actuar. A veces la has encontrado, pero se te escapa otra vez. Tratas de tener una rutina fija y uniforme, pero no va contigo. Escuchas los consejos y te preguntas, en este día en que navegas por las horas como un náufrago, si tu balsita irá a llegar a la orilla, cuál será esa orilla, y te dejas llevar, el mar de la vida te va llevando, y llegarás. A tu modo, a tu tiempo.

terça-feira, 23 de novembro de 2010

Revolución

Hay días en que te levantas y enseguida, después de ver la claridad en el cielo, después de tus primeras elevaciones de pensamiento, de haberte preguntado ya tantas veces qué sería empezar el día espiritualmente, centrado en Dios, simplemente acatas el hecho de que haber empezado el día, estar aquí respirando y sintiendo, pensando y escribiendo, es, en sí, una oportunidad para que vivas Dios, de las formas como se te vaya presentando durante el día, sin olvidar que esta revolución de estar presente, de ser tú mismo todo el tiempo, de ser pleno y feliz en la circunstancia que te toca vivir, es la única revolución que vale la pena, la única posible, la única totalmente, enteramente en tus manos. Sé feliz, eso es todo. Ve en paz.

domingo, 21 de novembro de 2010

Vida

Hay días en que quisieras decirle muchas cosas a la gente, a la hoja que te recibe al final del día. Quisieras escribir de modo de dejarte en el papel, de modo de dejar en el papel todo el sentimiento que la vida te despertó, todo lo que la vida despertó en vos dejarías en el papel. Una noche así, cuando el día llega a su final, solo quieres decir: gracias, vida.

sábado, 20 de novembro de 2010

Testimonio

Algunas veces te pones a escribir, no por tener algo especial para decir, sino talvez para no sentirte tan solo. Quien sabe no sea un destino humano el de tener que buscar, constantemente, espacios de interacción con algo, con alguien, de modo a disminuir la sensación de soledad.

Esto no es un lamento, no me entiendas mal. No estoy tratando de disculparme, y menos aún, pensando que podría hacerlo en nombre de la especie. La humanidad es algo tan vasto, tan imposible de abarcar, y aún de entender por una persona individual, que trato de evitar posturas tan amplias que puedan resbalar hasta una pretensión tan inalcanzable.

Podrás estar preguntándote, querida lectora o lector, adónde quiero llegar con estas líneas. Me gustaría saberlo. Talvez sea, como dije al comienzo, solamente una tentativa de disminuir la sensación de soledad. Talvez algo más, talvez un intento más ambicioso, esta noche de sábado.

No nos toca, como seres humanos, otra cosa que intentar descifrar el enigma de nuestra propia existencia, intentar convivir con el asombro de estar vivos, de estar respirando, de ser una persona con una historia personal, con una familia en la que naciste, que se expandió, creció, se hizo más amplia, y fuiste creciendo con los libros que leíste, con las cosas que viviste, con lo que elegiste vivir y lo que no, lo que te fue impuesto, no sabes si por destino o por imposición nomás de circunstancias que te forzaron a dar a luz lo mejor de ti mismo, en medio a personas que estaban a tu lado y que también eran presionadas a dar a luz lo mejor de sí mismas.

La vida fue pasando, ya no eres joven, no de cuerpo al menos, no lo sabes cuanto al alma o al espíritu, y el hecho de estar esta noche de sábado escribiendo estas cosas, hermanándote, por este simple hecho, a tanta gente que en el mundo, hoy como ayer, y con seguridad mañana, estarán como vos, tratando de dar testimonio –llegó la palabra, al fin— de este misterio que es estar vivo, este misterio que es ser un ser humano individual, en el cual se reúnen tantas personas, tantos hechos, tantos acontecimientos, libros, tardes, noches.

Seguirías escribiendo pues escribir es como un unirte a una tela infinita, a un tejido sin fin que se extiende en todas las direcciones, como la tela de una araña, uniendo todo con todo. Pero de pronto en algún instante has de dejar de teclear en este teclado que ya tiene algunas letras borradas de tanto escribir, deberás asumir el mero hecho de existir del otro lado de la hoja donde estos ojos te leen, y deberás, como todo ser humano, mortal como tú, heredero de tantas tradiciones, ir simplemente a dar un paseo por la playa o, como dice mi prima, por la peatonal al borde del mar.

Permanencia

Hay días en que quisieras irte muy lejos, remontar el río hacia la naciente, bien arriba, y quedarte en la distancia, donde nada pudiera alcanzarte. Recostarte en el origen y allí quedarte, permanecer, ser. Días así como hoy, que comienzan y demoran en llegar, demoras en llegar pues te has ido a algún lugar muy lejano, tan lejos y sin embargo aquí, en esto, en medio de las actividades del día. Te preguntas por el Atman, el yo verdadero, el que no muere, el alma. Hojeas algún libro antiguo y te vas hacia esos lugares supremos, más allá del tiempo y de los cambios, pero sigues aquí, en el tiempo y en los cambios, en la vida cotidiana. Alguna flor te alegra, miras sus colores. Ves un árbol. El agua. El sol, el calor, el día que va pasando, las cosas que oíste. Las plantas.

domingo, 14 de novembro de 2010

Traerse

Esa tarde, no tenías nada en especial para escribir. Ninguna historia o pensamiento en particular para compartir. Talvez solamente algunas impresiones, muy internas, pero no tanto que no puedan ser socializadas. No que lo fueran por primera vez, no, no es la primera vez que dices que el amor es un lugar, que libros son lugares, que escribir es uno de tus modos predilectos, sino el preferido, de traerte de vuelta, de darle una mano a quienes como tú, pelo mundo afora, tratan de traerse de vuelta también, en ese mutirão gigantesco que es la vida, que es el existir. Muchas veces lees mensajes de algunos amigos o amigas, algún pariente muy cercano, donde percibes unos ecos muy fuertes, un sentir profundo. Entonces sabes, tus palabras son como el tocar de una guitarra, el son de un poema, el canto de un pájaro que canta en el centro de tu pecho, en el interior de quien te lee. Esta tarde en que el sol calienta, algunas voces se oyen a lo lejos, es lo que tienes para compartir. Dejas que las palabras que te trajeron te lleven, y te vas a seguir el día, tarde abajo, pero no cuesta abajo, sino hacia arriba, siempre más arriba, hacia la eterna Altura.