quarta-feira, 29 de fevereiro de 2012

Ajuste


Esta mañana, mientras trataba de ayudar a preparar el desayuno (y en realidad estaba molestando), me di cuenta de algo muy importante. Que en la vida lo que cuenta para ser feliz, es estar donde debés estar, del modo como debés estar, y en el tiempo en que debés estar. El día fue pasando, y esto, que a lo mejor no tiene nada de novedoso, se me ocurre compartirlo, pues lo que cuenta no es la novedad, sino lo que es verdad. Y más que verdad (me acuerdo de Fernando Pessoa), realidad. Si la realidad es eso, estar donde uno debe estar, del modo como debe estar, y cuando debe estar, no es tan difícil. Es una cuestión de ajuste. Yo creo que esto le debe haber pasado a mucha gente antes, en la historia, y el hecho de que uno se dé cuenta ahora, es como que la continuidad de la vida. Ya se dice en el Eclesiastés, hay un tiempo para todas las cosas. Cuando era joven, esto me impactó mucho. Después leí Borges, leí San Francisco de Asís, fui viviendo. Y ahora que me parece que di en el clavo, es como que una sensación de alivio, ¿te das cuenta? Es estar donde debo estar, del modo como debo estar, y en el tiempo en que debo estar. Ahora, una cosa es saberlo, otra hacerlo. Pero es más fácil si uno lo sabe que si no lo sabe, ¿no cierto?

segunda-feira, 27 de fevereiro de 2012

Mundo literario


A veces has comenzado el día, has hecho ya una cantidad de acciones necesarias al cuidado de la vida, pero solamente sientes que has llegado a tu lugar en el día, cuando llegas, aunque sea muy fugazmente, al mundo literario. Esto ocurre cuando, de algún modo, y aunque sea por un brevísimo instante, como que tocas esos mundos crepusculares donde eres un personaje literario. Hasta ese entonces, es como si hubieras estado viviendo un poco más allá, un poco más acá, pero no del todo aquí. En ese mundo literario es donde eres real. Es una forma de ser, leve, sin peso, integrada a todo lo que existe. No depende de haber evocado algún relato o libro en aprticular, sino el estado en que la literatura te incluye. Algo tan tenue que las palabras casi no pueden ni rozar, sino aludir de una manera tan tosca o aproximativa como la que aqui se ha intentado. Pero ese vivir de raspón, podriamos decir, en el mundo literario, es el toque necesario que te repone a la realidad a la que perteneces de verdad, la que vos has creado, la que vos sos de verdad.

domingo, 26 de fevereiro de 2012

Reuniendo

Hacía días que no escribías nada. Ahora las palabras venían, como queriendo decirte algo, como queriendo decir las cosas que viviste en este tiempo, estos días, este pedazo de vida comprendido entre el tomar el avión y esa hora en que escribes estas cosas. Era una tarea que dejabas que se realizara por sí misma. Como si desde algún lugar del universo la vida pudiera montarse, pudiera armarse en un rompecabezas que reuniera todos estos días en una sola hoja, en una sola narrativa. Talvez en una sola palabra. Una sola letra, un signo. Talvez pretendieras demasiado. Talvez no. En fin. Clarines de guerra y malvones. Glisinas. Las intermitencias de la muerte. Aviones. Expectativas. Gente nueva, procesando viejas heridas, que cada vez duelen menos. La vieja casa donde viviste tantos anos. La primera casa en la ciudad. Las veredas, los autos, la polución. Encuentros y desencuentros. Ahora ella lee Saramago a tu lado y tu padre en la sala. El mate. La televisión. Tu amigo de tantos años, esta mañana, ayer a la tarde, caminando por caminos del parque que no recordabas haber recorrido. Jazmines. Mamá. Ahora tratas de recordar lo que sentías antes de venir aquí a intentar escribir estas cosas, estas sensaciones nuevas, este intento de reunir estos días en estas palabras, en esta narrativa que te diga y diga a quien está leyendo, lo que fueron estas jornadas, lo que está siendo este estar en Mendoza, este haber andado por Godoy Cruz tantos años después, como si fuera la primera vez. El rosedal, el parque seco. La lluvia. Una fe antigua, en ti, aquí, ahora, sin propaganda, sin afán de convencer a nadie, ni a ti mismo. Una sensación de retorno. Poesía. La reunión en casa de tu padre. La montaña. Los ómnibus. La gente. Es como si en este breve relato estuviera todo. Como si todo estuviera aquí. El agua, las acequias, los árboles, los caminos, los niños, las abejas.

sexta-feira, 24 de fevereiro de 2012

If I Needed Someone

Si yo necesitara a alguien. Un remedio para todos los males

quinta-feira, 23 de fevereiro de 2012

Árboles, por Hermann Hesse


Los árboles han sido siempre para mí los predicadores más eficaces. Los respeto cuando viven entre pueblos y familias, en bosques y florestas. Y todavía los respeto más cuando están aislados. Son los solitarios. No como ermitaños, que se han aislado a causa de alguna debilidad, sino como hombres grandes en su soledad, como Beethoven y Nietzsche. En sus copas susurra el mundo, sus raíces descansan en lo infinito; pero no se pierden en él, sino que persiguen con toda la fuerza de su existencia una sola cosa: cumplir su propia ley, que reside en ellos, desarrollar su propia forma, representarse a sí mismos. Nada hay más ejemplar y más santo que un árbol hermoso y fuerte. Cuando se ha talado un árbol y éste muestra al mundo su herida mortal, en la clara circunferencia de su cepa y monumento puede leerse toda su historia: en los surcos y deformaciones están escritos con fidelidad todo el sufrimiento, toda la lucha, todas las enfermedades, toda la dicha y prosperidad, los años flacos y los años frondosos, los ataques superados y las tormentas sobrevividas. Y cualquier campesino joven sabe que la madera más dura y noble tiene los cercos más estrechos, que en lo alto de las montañas y en peligro constante crecen los troncos más fuertes, ejemplares e indestructibles. Los árboles son santuarios. Quien sabe hablar con ellos, quien sabe escucharles, aprende la verdad. No predican doctrinas y recetas, predican, indiferentes al detalle, la ley primitiva de la vida. Un árbol dice: en mí se oculta un núcleo, una chispa, un pensamiento, soy la vida de la vida eterna. Es única la tentativa y la creación que ha osado en mi la Madre eterna, única es mi forma y únicas las betas de mi piel, único el juego más insignificante de las hojas de mi copa y la más pequeña cicatriz de mi corteza. Mi misión es dar forma y presentar lo eterno en mis marcas singulares. Un árbol dice: mi fuerza es la confianza. No sé nada de mis padres, no sé nada de los miles de retoños que todos los años provienen de mí. Vivo, hasta el fin, el secreto de mi semilla, no tengo otra preocupación. Confío en que Dios está en mí. Confío en que mi tarea es sagrada. Y vivo de esta confianza. Cuando estamos tristes y apenas podemos soportar la vida, un árbol puede hablarnos así: ¡Estate quieto! ¡Estate quieto! ¡Contémplame! La vida no es fácil, la vida no es difícil. Estos son pensamientos infantiles. Deja que Dios hable dentro de tí y enseguida enmudecerán. Estás triste porque tu camino te aparta de la madre y de la patria. Pero cada paso y cada día te acerca más a la madre. La patria no está aquí ni allá. La patria está en tu interior, o en ninguna parte. El ansia de vagabundear me acelera el corazón cuando oigo al atardecer el susurro de los árboles. Si se escucha durante largo rato y con la quietud suficiente, se aprende también la esencia y el sentido de esta necesidad del caminante. No es, como parece, una huida del sufrimiento. Es nostalgia de la patria, del recuerdo de la madre, de nuevas parábolas de la vida. Conduce al hogar. Todos los caminos conducen al hogar, cada paso es un nacimiento, cada paso es una muerte, cada tumba es una madre. Esto susurra el árbol al atardecer, cuando tenemos miedo de nuestros propios pensamientos infantiles. Los árboles tienen pensamiento dilatados, prolijos y serenos, así como una vida más larga que la nuestra. son más sabios que nosotros, mientras no les escuchamos. Pero cuando aprendemos a escuchar a los árboles, la brevedad, la rapidez y el apresuramiento infantil de nuestros pensamientos adquieren una alegría sin precedentes. Quien ha aprendido a escuchar a los árboles, ya no desea ser árbol. No desea ser más que lo que es. Esto es Patria. Esto es la felicidad". (en El Caminante)
http://diegocueto.blogspot.com/2011/09/los-arboles.html

domingo, 19 de fevereiro de 2012

O dia

Hoje de manhã escutava o canto dos passarinhos. Começou um, primeiro, um silêncio, enseguida um outro, como piando mais longe. Depois, aos poucos a cantoria começou como que a engatinhar, e enquanto a luz do dia ia chegando, os pássaros começavam a costurar seus cantos com o dia. É notável cómo o dia chega com os pássaros, como os pássaros e o dia chegam juntos, como os dias e os pássaros passam: dias, pássaros. Depois, ver o mar e o sol a refletir a sua luz sobre as águas. As pessoas andando pela beira-mar. Os coqueiros, o vento, as nuvens no céu, o barranco lá longe. As árvores pelas ruas nas proximidades da beira-mar. Os vendedores e as pessoas chegando com as suas cadeiras e sombrinhas. Meninos, cachorrinhos, o dia que começa. Depois, voltar pelos jardins de flores perfumadas. Algo de muito bom rondando pelo ar, tudo em volta.

terça-feira, 14 de fevereiro de 2012

El hombre duplicado

A leitura do livro de Jose Saramago O homem duplicado, está provando ser uma experiência para lá de interessante. O encontro de um homem com o seu duplo é um tema fascinante. O duplo é o mesmo. Borges. Eu sou esse duplicado que anda por aí, esse eu que não sou eu e que anda por aí dizendo ser eu mesmo. É o tema da identidade. Do ser eu quem digo ser. Mas quer eu diga ou não ser quem eu acho ser, pouco estarei sabendo a mais sobre mim mesmo, e é disto que se trata. O ser que eu sou, que se espelha em todos com quem me encontro. Borges outra vez: los miles de reflejos que entre los dos crepúsculos del dia, tu rostro fue dejando en los espejos, y los que irá dejando todavía. El descubrimiento del ser que soy, y que es o puede ser una réplica de alguien que anda por ahí. De un Julio Cortázar cronopio y fama. ¿Cuántos he sido, cuántos seré? A veces tienes un vislumbre, una certeza casi clara. Una evidencia tangible de que eres ese ser que se multiplica y se reúne cada vez que se dispersa. La experiencia de leer El hombre duplicado de José Saramago está siendo la experiencia de ser Saramago en la hora en que lees ese libro escrito por ti mismo. Eres Saramago.

Continuidade

Todas as pessoas tem algo a dizer. Uma sociedade baseada na separatividade, decide que a fala de alguns vale e a dos outros é irrelevante. Surge assim a odiosa distinção entre o erudito e o popular, entre o intelectual e o ignorante. Em algum momento da sua vida, você poderá recordar as suas origens, pessoas e falas de gente que tinha muito pouco ou nenhum grau de instrução. Essas falas e essa gente deixaram em você marcas que o tempo não apagou. Nem sempre se fala com palavras, muitas vezes se dizem coisas com a presença, com o olhar, com gestos. E muitas dessas pessoas humildes cujas falas ainda te dizem coisas, pode ser que já não estejam mais, pode ser que tenham ido para outros lugares, ou ainda que tenham morrido. Olhas para os anos passados, a vida toda que te foi dado viver, tanta gente, tantos caminhos, tantas falas, e muitas delas prevalecem, outras são como um eco evanescente, quase apagado. O tempo guarda todas as memórias. Guarda a lembrança de livros e revistas, jornais, filmes, tudo fica armazenado. E em horas em que a mente vaga aparentemente sem direção, tudo se costura. O tecido da lembrança e o presente se tornam uma coisa só. Nessas horas, percebes a continuidade da vida, e nessas horas, as falas das pessoas que não eram eruditas nem intelectuais, te dizem coisas que guardas na tua lembrança. Gente que reparava no tempo, nas flores, nos animais, na montanha, no vento, no chão. Gente que não falava de filosofia nem de religião ou sociologia nem de coisas profundas. Gente que vive num dia a dia de que muitas vezes tanto te distancias que é como se para você não existisse. De fato, para você esse dia a dia é inexistente, não diz nada, não é nada. Contudo, é a vida de muita gente que desconheces ou reconheces, dependendo de por onde andas e o que falas e o que escutas. Não creio que haja coisas mais importantes do que outras, embora o treinamento intelectualista tenha conseguido muitas vezes me convencer do contrário. Hoje, no ponto da estrada em que me encontro, vejo duas vertentes, e ambas se encontram neste lugar. Dois tipos de saberes, e ambos entrelaçados. Aquelas falas antigas que falam da telenovela e da verdura e do que ocorreu na casa ou no jardim, voltam nesta manhã em que o gotejar da chuva que cai do teto, me lembram de outra continuidade, uma que muitas vezes me faz bem recordar. Um livro lido, uma conversa, tudo pode ser uma chave que reúne coisas que estão juntas na tua experiência.

Da recuperação de si

Com o passar do tempo, podes ter ido incorporando uma noção equivocada acerca de ti mesmo, de quem és, da pessoa que em verdade aninha nesse corpo. O trabalho do sistema capitalista é o do estranhamento da pessoa, o de fazer com que, de fato, não nos queiramos como somos. Os nossos pais, a cultura, as pessoas em volta, funcionam como mãos executoras dessa tarefa perversa, a alienação, o processo pelo qual vais te distanciando de ti mesmo e de ti mesma. Mas a solução não é esbravejar contra a nossa família ou contra o sistema em abstrato, contra as classes dominantes, contra a educação que tivemos, contra os fatos que nos tocou viver. Isso tudo é um jogo de dominó que apenas começa a se desfazer desde dentro, num trabalho construtivo de recuperação da própria identidade, da noção do ser autêntico que cada um de nós, é, do que podemos, do amor que nos cabe ter por nós mesmos. O nosso passado é o estrume donde brota a planta, donde nasce a flor.

domingo, 12 de fevereiro de 2012

Un remedio infalible


Hay un remedio infalible para todos los males, que ejercito siempre que puedo, desde tiempos muy antiguos: escuchar una canción de Los Beatles. A veces, como ahora, pongo un disco y me pongo a escuchar. Otras, más frecuentemente, como no siempre hay um tocadiscos cerca, oigo la canción en mi. Es como si estas canciones estuvieran dentro mio, y de hecho están, pues es como si fuera una especie de mecanismo automático. Un remedio para todos los males. Algo que viene a darte una alegria en cada momento, un encaje, un ajuste. Una canción.

¿Qué realidad?

Hay unos días en que te levantas y es como si te hubieras quedado en algún lugar del lado de los sueños, o en mundos imaginarios que no consigues evocar con precisión. Tratas de ir creando alguna sensación con el lado de acá, como si poniendo letras y formando palabras y frases, fueras capaz de ir dándole alguna forma a esto que está aquí, a este estar aquí esta mañana. Sabes que son intentos precarios. Todo parece precario esta mañana, como impregnado de alguna fragilidad indefinible, una como que irrealidad imposible de ser definida adecuadamente. La realidad es extraña, y ahora, en este mismo instante en que escribes estas cosas, es como si alguna punta de este mundo, una del lado de allá y otra del lado de acá, empezaran a juntarse, empezaran a querer coser juntas algo en común esta mañana. Los recuerdos de ayer, el fuerte Santa Catarina, aquella pared de piedra bajando, sombreada, hacia el suelo, mientras el sol escaldante de la mañana de ayer, mientras las paredes amuralladas y los cañones, como que evocaran otros tiempos en ti, tiempos que no sabes cómo situar o qué lugar tienen en tu memoria o en la memoria de la ciudad. Hoy esa muralla bajando hacia el suelo, con plantas creciendo en las grietas, los cañones apuntando a algún lugar a lo lejos, la ciudad con sus sones de día feriado, todo como que llamándote a un tiempo pretérito o aún por venir, o un tiempo en que el tiempo hubiera refluido sobre sí mismo, el tiempo de esta mañana. Ya vas dejando las teclas, el mágico ritual de ir construyendo hilos de unidad entre las partes que forman el todo. Los sonidos del día de hoy, el recuerdo de ella saliendo a la Universidad en el auto, su rostro, todos sus rostros desde el día que la conociste, sus manos, su modo de ser, ya tan entrañado en el tuyo que parecen ser un solo ser. ¿Y no son? O ¿qué es el amor? ¿No es acaso esta dilución de fronteras, este no saber dónde está el límite tuyo y dónde el de ella, donde termina uno y comienza la otra? ¿Dónde empieza João Pessoa y dónde termina Mendoza? Dónde del dónde. Recuerdas el largo poema de Julio Cortázar, y te preguntas, como tantas veces te has preguntado, dónde va la gente cuando muere. Qué es esto que está aquí, tú y todo esto que te rodea, los sonidos de la construcción vecina, los ladridos del perro de al lado, los recuerdos de ayer en la Cidade Verde, todo esto que está aquí. Aquí pero dónde. Aquí. Parece que algo hubiera quedado inconcluso, pero qué es lo que está concluido, si todo es un ir tejiéndose y destejiéndose tú y todo lo que te rodea. Ya no sabes más qué letra dejar caer, qué palabra ver dibujar delante de ti, en este renglón que parece ir adentrándose del lado de allá de la hoja, una hoja que empieza a querer volar como buscando un lugar en otro lugar, lejos de aquí, o aquí mismo, no lo sabes. Y quién sabe alguna cosa, a no ser nada saber. Quién sabe. Quien sabe calla y quien no sabe habla, dice un libro antiguo. Entonces, dejas la hoja volar.

Convergencia

Una tarde como ésta, un momento como ahora, cuando miras las palabras que se van formando, letra a letra, en la hoja en blanco frente a vos, de a poco vas viendo, como en una pantalla, cada cosa que viste y viviste en tu vida. Es como si toda tu vida acudiera a tus ojos, pudieras verla, formándose y cambiando, corriendo como un río, subiendo montañas, a la sombra de árboles. Perfume de flores, piedras, caminos, gente, momentos, lugares. Todo es como un gran torrente que afluye hacia ti, convergiendo desde cada lugar que pisaste, cada lugar donde estuviste, cada momento que viviste. Todo está aquí, eres todo eso, expandiéndote hacia todos lados. Una tarde como ésta.

sexta-feira, 10 de fevereiro de 2012

Jugando en el libro

A veces juegas a buscarte en las páginas de un libro. No sabes cuál, si son todos o algunos, o si son todos ellos al mismo tiempo o ninguno. Es un juego como el de la escondida. Te vas por la página de uno y apareces por la página de otro, o de todos al mismo tiempo, y no sabes cuál es el libro en que estás. Juegas así, y el tiempo va pasando, pero no sabes si es el tiempo del barco que va por el río amazónico, o si es el tiempo de una cripta o de campos de lino o de qué tiempo se trata. Juegas, juegas como antiguamente, juegas con palabras, formando frases absurdas que te hacían reír como ahora, a esta hora, en que todos tus afanes se empiezan a diluír en una confianza que se confunde con la tarde que se va yendo.

segunda-feira, 6 de fevereiro de 2012

Volver, livro en PDF

Encontra-se a disposição do público o livro Volver, que apresenta relatos do processo do retorno da pessoa a si mesma

https://docs.google.com/open?id=0B4KS2GvQoLgHZGYzNTU2MmMtOGM5ZC00NmM2LTk4YTYtNGQ2NWMzZjhhODhk

quarta-feira, 1 de fevereiro de 2012

Mi ciudad

Cada lugar de la ciudad
Guarda recuerdos
Buenos o no,
De otros tiempos, y aún
Recuerdos de lo que anida
En tus veredas, Mendoza querida,
En tus acequias que recorren
Como un río que corre
Los infinitos trayectos, como venas,
De los seres que albergas.
Humanos, pájaros, flores, sueños,
Que destejen y tejen
La trama de tu vida
Mendoza querida.

Biografía

Había decidido escribir, tanto cuanto le fuera posible, su propia biografía. Esto, que para otras personas podría ser tarea fácil, para él era como la tarea de contar varias vidas a la vez, o de un modo intercalado. Talvez no fuera tan solamente suya esta forma de contar las cosas, sino más bien una característica de toda tarea autobiográfica. Porque ¿quien, en su sano juicio y en honor a la verdad, no es sino la suma de diversos y a veces por completo totalmente opuestos personajes? ¿Quien no es al mismo tiempo, o en tiempos alternados, en historias que se mezclan, los dos polos de la realidad, alto y bajo, rico y pobre, en la diversificación que constituye los laberintos de la personalidad y del prodigioso acaecer del género humano? Entonces la tarea, de minuciosa arqueología, era dejar venir, ir dando forma, viendo, dejando que entraran en escena, cada uno de los personajes de su vida, cada uno de los seres que había sido o aún era, y los que sería. Como hombre, recordaría los instantes en que esa fina y profunda sensibilidad lo tomara. Veía como todo era la punta de un iceberg, la señal o el resúmen de una aventura y de una realidad maravillosa que se extendía en todas las direcciones. Era el niño que balbuceaba las primaras palabras y el que miraba las flores en las macetas del patio. El adolescente que pintaba las paredes con consignas, e iba en bicicleta a la montaña. El joven que deambulaba por parajes nuevos en busca de sí mismo. El hombre maduro que dejara semillas de sí por donde fuera. Todo esto, mucho más, sus sueños, sus fantasías, todo se mezclaba con la historia vivida o en ella.

Boa noite, noite

Esa tarde, dibujaría un sol,
El más bello sol ya visto.
Un sol que fuera
Todos los soles, todos los soles
Que ya hubiera visto.
Ese sol sería el mismo sol, ese
Que ahora va escondiéndose en la mata,
Dibujando palmeras y árboles
Mientras los grillos,
Mientras la claridad de la tarde,
Mientras el día que muere.
Los grillos cantan su eterno mantram
Y tú, que me lees,
Recibes la noche como un sol
Que viene desde lo oscuro a iluminarte.
Boa noite, noite