domingo, 30 de setembro de 2012

Juntando escritos

Me gustaría juntar mis escritos. Al juntar lo que escribo, me voy juntando. Pero el proceso de juntar lo que uno escribe, tiene sus dificultades, como toda tarea humana, no sé si te das cuenta. Es muy lindo, porque uno tiene esa sensación sin igual de irse teniendo de vuelta, de volver a vivir lo vivido, de volver a acordarse de lo que alguien comentó sobre se escrito, que te hizo tanto bien. Pero da un trabajo bárbaro. Este sí, este no. Dónde lo pongo. Me da pena tirarlo, pero me parece repetido. Cuando pienso que podría llegar a juntar muchos de los escritos que ya escribí, me alegro, porque pienso que este trabajo es muy gratificante, aunque no lo publique en papel, como ya me ha pasado, que he escrito varios libros y los puse en internet. Uno se va limpiando, va abriendo espacio para lo nuevo. Cuando pienso que podría llegar a montar un nuevo libro, pienso que lo ideal sería un día publicarlo en papel. Pero independientemente de si lo voy a juntar o no a este nuevo libro, lo cual sé que me va a dar un trabajo de aquellos, ya el sólo hecho de pensar en juntar mis escritos, me alegra. Es como si algo se fuera poniendo en su lugar. Ese algo soy yo. Es el mundo alrededor, pero sobre todo, soy yo quien se reúne, quien se va levantando como una pared hacia el sol. No para tapar el horizonte o cerrar caminos, sino porque es necesario ordenarse, es necesario, hace bien juntar tus pedazos. Aunque no los junte, ya los junté, ya están juntos.

sexta-feira, 28 de setembro de 2012

Lectura incompleta

Había decidido que terminaría de leer todos los libros que había dejado de leer por la mitad, o al comienzo, no importa en qué parte. La lista no era pequeña. La balsa de piedra, de José Saramago, Casi un objeto, también de José Saramago, La guerra del fin del mundo, de Mario Vargas Llosa, La mala hora, de Gabriel García Márquez. ¿Y si me pusiera a leerlos de a poco, uno tras otro, hasta terminar? Habría que agregar otros cuya inconclusión no se le había olvidado pero que, sin embargo, le parecía normal que no los hubiera terminado de leer. Eran: Salvo el crepúsculo, de Julio Cortázar, Poesías de amor, de José Martí, La poesía española del siglo de oro, la Antología personal de Jorge Luis Borges. Pero por qué tendría que terminarlos de leer, pensó. ¿No sería una especie de auto-castigo injustificable y desde todo punto de vista no recomendable? Se acordó entonces de los libros de Henry James que tampoco había terminado de leer: Outra volta do parafuso, Os papéis de Aspern, A fera na selva. Entonces le vino a la cabeza el siguiente pensamiento. No los voy a terminar de leer y se acabó. Al final, me gusta dejar esas puertas abiertas. Libros incompletamente leídos son como avenidas abiertas a lo desconocido. Son como lugares a los cuales hemos sido invitados a visitar, y que por algún motivo aún nos están llamando, o no.

quarta-feira, 26 de setembro de 2012

Día gris

El dia está gris. El dia está gris pero los malvones. El dia está gris pero la capacidad humana de crecer con las adversidades, de aprender a convivir con lo que no se puede modificar, de agradecer por lo que ha recibido de la vida. El dia está gris, pero la voz de la novicia rebelde. El dia está gris pero tu abrazo y tu fe. El dia está gris pero ya no tan gris. Escuchando se aprende.

terça-feira, 25 de setembro de 2012

Volviendo a Lagoa Seca

Estas venidas a Lagoa Seca acaban siendo momentos muy interesantes. Esta es la tercera vez, y en esta reiteración de las venidas, es como si las memorias acumuladas, lo vivido cada vez que uno vino, se fueran acumulando, es como si se fuera formando una realidad más sólida, más consistente. Van cambiando algunas personas, otras son las mismas. Acontecimientos de antes y de ahora se van fundiendo en una como que continuidad consistente, muy extraña y muy linda. Los malvones que vi la otra vez por la ventana del cuarto, ahora los fui a ver por el lado de afuera, y miré hacia adentro de uno de ellos, como hacía cuando era chiquito, en la casa de la calle Leonidas Aguirre 313, Mendoza. Ahora a la tarde salí a pasear por el jardín del frente con Arthurzinho, el hijo de Djair. Salimos de la mano, pero en seguida me largó y se fue corriendo, pidiéndome que lo siguiera. Quería bajar y subir por una rampa de acceso que hay en el frente del Colegio Marista. En el patio central del colegio hay un jardín con una virgencita que ampara a un niño con la mano. Alrededor de ella, florcitas muy pequeñas, formando un cuadro de verdad atrayente. A los lados, arcadas por lós corredores que dan al jardín central. En una esquina de este jardín, una parra. Yo no vengo a estas actividades de Cuidando del Cuidador con alguna tarea fija. Solamente acompaño. Estoy con la gente en algunos momentos, en otros escribo. Son siempre momentos de mucho recogimiento interior, de un aquietamiento muy grande. Hay una paz notable en el lugar. Parece fuera del mundo. Esta tarde di una vuelta por el jadrín del frente, donde hay palmeras muy altas y ortros árboles frondosos, que dan mucha sombra. Caminitos cortando los prados de césped. Algunos trabajadores a lo lejos, en alguna tarea. Crisantemos, otras flores rosadas y amarillas, en pergolados. Un paraíso. En lugares así, simplemente estar aqui, es orar, es estar en Dios, en comunión con Dios. Ahora se escuchan voces en el cuarto de al lado, donde está Arthurzinho. Hay una capilla bastante grande, un auditorio donde se está desarrollando el curso, y un refectorio bastante grande también. La figura de la virgen con el niño rodeada de flores, evoca algo muy tierno.

domingo, 23 de setembro de 2012

Presente

Estoy vivo, pensó, y eso es lo que importa. Si estoy sano o enfermo, contento o triste, preocupado, con culpas, ansioso o como sea, es secundario. Todo lo que viví hasta ahora dio como resultado este ser que soy yo, que está aquí, ahora, escribiendo estas cosas. Al borde, por así decir, de una especie de pared de cristal transparente que es lo que separa la vida de la muerte, si es que están separadas, si es que no hay una continuidad entre lo que fue, ese pasado con errores y desvíos, dolores y triunfos, sueños míos y de mis ancestrales, sueños colectivos y personales, que dieron como resultado este presente, este instante al borde de la eternidad. Miro los días pasados, tantos días, tantos lugares, tantas noches y caminos, ríos, montañas, ciudades, miedos, luchas, esperanzas, expectativas, amores, y este instante de ahora, este preciso momento en que pongo estas letras, es el resultado de todo eso, y apunta a otra continuidad no menos asombrosa que se extiende hacia adelante, hacia todas las direcciones. Estoy vivo, lo demás es secundario, esto es lo posible, esto es todas las posibilidades. La de renacer, la de transparentarme con la pared de cristal y simplemente pasar a la hoja del libro de la vida y allí quedar como tantos y tantas ya quedaron, y otros tantos y tantas quedarán, mientras haya vida, mientras haya esta continuidad articulada y admirable que es la existencia.

sexta-feira, 21 de setembro de 2012

Construyendo

Cuando escribo, hago mío el mundo alrededor, y el mundo interno y externo se unifican de manera creativa y cambiante. Vivo en un mundo que en buena medida he ido creando a lo largo de los años, a medida que me fue siendo dado ir construyendo mi propio lugar en el mundo. Entonces ya no es el mundo dado, el mundo que alguien dice que está ahí, y del modo como otros dicen que está ahí, o del modo como alguien dice que debería ser. Es, o mejor dicho, está siendo, va siendo, de formas mías que son también formas compartidas, formas que he ido aprendiendo con mis padres y con mi esposa, con algunos amigos, con la cultura y la historia, con la literatura y la poesía. Sobre todo la literatura y poesía, esos terrenos comunes, donde todo está unido y se comparte. Lo que voy viviendo, en parte es creado, lo voy haciendo o ya lo hice y en él me incluyo, entro en lo que está aquí ahora. El mundo ya no me es tan ajeno, o no me es en absoluto ajeno. Esto no es fijo, constante. Cambia, como todo. Hay días de una extrañeza total, donde todo es raro y yo más que todo, y días en que todo es tan unido, todo es tan una sola cosa hermosa que contiene a todos y a todas las cosas. Jorge Luis Borges decía que los libros son extensiones de la memoria y de la imaginación. Julio Cortázar decía que la literatura deshace la falsa objetividad creada por la intelectualidad raciocinante y por la cosificación cotidiana. Esto está al alcance de todo el mundo.

quinta-feira, 20 de setembro de 2012

Ordenándote

Alguna cosa se empieza a ordenar en mí cuando empiezo a escribir, cuando empiezo a ver las letras que van apareciendo delante de mis ojos. No sé si a vos te pasa algo así por el estilo. No sé si es por todo el tiempo que he pasado e mi vida, leyendo y escribiendo, que las palabras y las letras me dicen cosas aún cuando callan. Aún cuando no dicen nada, están hablando. Y para que veas que no es sólo una manera de decir, o un juego de palabras, un efecto o cosas que se parezca, te cuento que esto que te digo es la pura verdad, che pibe o piba. Cuando leo o escribo, se me viene mi historia otra vez. Me recupero, me tengo de vuelta. No sé si te pasa esto también haciendo alguna cosa, o muchas cosas. Tal vez cada persona tenga sus propias maneras de tenerse de vuelta. Lo de las letras y las palabras, para mí es lo más directo, lo más efectivo. No importa dónde escriba, o qué esté leyendo, o si estoy leyendo de hecho o de hecho escribiendo. Estoy siempre leyendo y escribiendo. Lo de Paulo Freire, leerse en la escritura del mundo. Lo de Jorge Luis Borges, darse cuenta de que todo es una letra de la eterna escritura indescifrable cuyo libro es el tiempo. Lo silencios también hablan, no sé si te has dado cuenta. Por no solamente hablan los silencios de callarse, de no decir nada, de no escuchar nada. Hay un silencio sólido, unificante, que une todas las cosas, que conecta todo con todo, que contiene todo. De pronto podés darte cuenta de que todo está contenido en el silencio. El silencio como que contiene todas las cosas. A veces uno se calla, pero se calla también por dentro, o mejor aún, escucha, escucha el mundo y la vida, se escucha. Te escuchas y ese escuchar es más que silencio. Es un supra-silencio. No hay necesidad de estar hablando todo el tiempo consigo mismo, ni, mucho menos con los demás. Uno puede escuchar, y escuchar te dice muchas cosas. Los silencios te conectan, unen todas las cosas. Uno no puede todo, ni todo lo que uno puede es bueno, ni cualquier tiempo es bueno para cualquier cosa. Las cosas tienen su tiempo y uno tiene su tiempo también.

terça-feira, 18 de setembro de 2012

Caminando

A veces te sientes un poco cansado. A punto de naufragar, si quisieras exagerar. Pero no tanto. Un poco de cansancio nomás. Pero el mágico ritual de ir poniendo letras una al lado de la otra, tienen el efecto inmediato de irte devolviendo un poco de energía. Ahora a la tarde ibas por las veredas del barrio rumbo al mercadito. Y veías las veredas de piedra y de baldosas, unas con flores al lado, en jardines, otras al lado de muros. Ibas caminando y pensabas cómo la vida, lo que existe, es literario. Caminas por las páginas de un libro. Es más entretenido así. De pronto te viste en una página que se extendía adoptando la forma exacta de todo lo que te rodeaba, la calle, la gente, los autos, los jardines, las veredas, los pájaros, los postes con cables, la panadería, la inmobiliaria, el restaurante, la gente caminando. Y tú allí, en medio de ese escrito que era todo lo que existía. Caminar, escribir, reponen energías, vida.

domingo, 16 de setembro de 2012

Dominó literario.

Muchas veces, al leer, vienen evocaciones de otros libros leídos, trechos de otros autores o autoras. A veces es una palabra, o lo dicho en una frase; entonces me disperso, voy al otro libro, a la otra historia, a otro autor o autora. Así, muchas veces dejo lo que estoy leyendo, porque me fui por corredores y pasillos, patios y ventanas, puertas y caminos que fueron apareciendo en la lectura.

quarta-feira, 12 de setembro de 2012

Silencio unitivo

Puede haber un silencio. Un silencio no es sólo nada. Un silencio no es nada. Un silencio es algo que te acoge, que te recibe. Es el lado unitivo de la vida. Puede haber un silencio, si por un momento cierras los ojos y oyes todo lo que te rodea. Pero puedes oír no sólo con los oídos. Puedes oír con todo tu cuerpo, con todo tu ser. Hoy me quedé un rato, meditando. Oyendo el sonido del silencio. Oyendo el silencio en el mundo y en mí. Había ruidos, dentro y fuera, pero se fueron borrando, se fueron apagando, cada vez más tenues, hasta que quedó aún sólo el silencio. Sólo el silencio, en medio del ruido. Entonces me di cuenta de que puede haber silencio, de que puede haber un silencio, y que este silencio no es ausencia de ruidos. Este silencio es unidad, es la costura total de todo.

Dilución literaria

Algunas veces cierras los ojos y ves el mundo de letras en el que has sido formado. Se alinean los libros que leíste, los que oíste contados por tu madre. Los que viste en las vitrinas de las librerías. Los que hojeaste en las librerías de usados. Los que consultaste en las bibliotecas públicas, en distintas épocas de tu vida. Los que le llevabas a tu abuela, los que le leías a tu otra abuela. Los que has escrito, los que sigues leyendo, en los mensajes de tus lectoras y lectores. Los que todo el mundo va escribiendo, como tú mismo, por donde vas, con tus gestos, tu presencia. Por ahí te llama la atención el modo como algunas personas te tratan. Con una deferencia. Tratas de tratar bien a cada persona. Hoy a la tarde, en la sala de espera de la dentista, pensabas qué buena compañía son los libros. No importa si los lees o no. Me refiero sobre todo a los libros de literatura, aunque eventualmente algún libro espiritual también puede estar incluido en esta mención. Los libros te acompañan, te reciben, abren un lugar para ti. Son como puertos o golfos, lugares donde puedes refugiarte siempre que lo quieras o necesites. No necesitas ni leerlos. Basta tenerlos cerca. A veces llevas un libro contigo y no lo lees, pero su presencia te acompaña. Lees de maneras diferentes. A veces concentrado, pero más frecuentemente, con una especie de distracción, donde no te importa demasiado el enredo, los nombres o lo que se dice, sino la manera como se va diciendo, los modos como la historia te va envolviendo hasta raptarte del todo de esta realidad cotidiana, para llevarte a una inmensidad ilimitada donde te encuentras con tantos otros libros y personajes que has ido leyendo a lo largo de tu vida. O que has ido siendo a lo largo de tus días. Así, al final, los libros y tú, se van diluyendo mutuamente en una especie de niebla que a cualquier hora del día o de la noche, se expende indefinidamente. Foto: José Hernández, autor del Martín Fierro.

segunda-feira, 10 de setembro de 2012

Reintegração pela leitura

Há alguns livros que nos incluem de uma forma que chega a ser surpreendente, mesmo, que a gente esteja do lado de cá, diante da página, e do lado de lá (mas onde, como) uma história que fala de nós, ou, melhor dito, na qual nos vemos refletidos a um ponto admirável, verdadeiramente assombroso. Sempre admirei os autores e autoras que fizeram isto comigo como leitor. Que me levaram para mundos tão meus, que nem eu mesmo os conhecia, até os ver lidos, escritos, nas páginas de um livro. Esses autores e autoras e seus livros, me acolheram de tal forma durante a minha vida, e isto começa a se repetir novamente nesta outra fase da minha vida, a atual, que não posso menos que expressar a minha perplexidade. Como isto é possível, e não é uma expressão que busque uma explicação, mas apenas uma forma de partilhar o assombro. Últimamente, isto tem me acontecido de maneira muito forte, com um livro de Henry James, A fera na selva, e com um outro, de Marcel Proust, No caminho de Swann. O mais interessante é que ao ler estes livros, bem como um outro de Henry James, A outra volta do parafuso, foi como se fosse se montando o quebra-cabeças total da minha vida no mundo da leitura. Ao ler No caminho de Swann, hoje de manhã, no sofá da sala, não pude menos que me admirar, como já disse e repito. O autor estava falado de mim. Ele, a quem supostamente não conheço, falava de alguém que tinha do mundo e de si mesmo, sensações, sentimentos e pensamentos, que são meus. Não parecidos ou aproximados, e sim idênticos. Lembrei de certa vez que Jorge Luis Borges, o grande escritor e poeta argentino, se desculpara para com os seus leitores, no sentido de que se encontrassem no seu livro algum poema que merecesse apreço, esse poema tivesse sido escrito por Borges e não pelos seus leitores ou leitoras. No seu conto "Axolotl," Julio Cortázar, o genial autor de Histórias de Cronópios e de Famas, descreve alguém que olha um peixe a través do vidro de um aquário. De tanto olhar para o peixe, acaba se tornando o próprio peixe, vê a si mesmo desde o interior do aquário. Algo assim sinto que sucede ao ler um destes livros que me refletem totalmente. Livros que me foram incluindo de tal forma, que fui ao lê-los, tendo mais noção de mim mesmo, perdendo a estranha estranheza que me acompanha desde que me conheço por gente.

domingo, 9 de setembro de 2012

Finalmente, el presente

Finalmente, el presente. No importa cuándo hayas nacido, cuánto tiempo hayas demorado para llegar a este instante en que, finalmente, conseguís estar todo aquí, o casi del todo aquí, con esa sensación sin igual, de estar finalmente en tu propio lugar, aquí, un lugar en el universo, en medio de la gente, en el tiempo y espacio. Esta mañana me desperté con una sensación nueva. Como si hubiera algo cambiado en mi vida. El presente estaba ahí, o yo estaba en el presente, no sé cuál es la expresión correcta. El tiempo se había limpiado. Virgen otra vez. El día fue pasando, y esta sensación fue cambiando. De algún modo fueron entrando algunas limitaciones o condicionamientos, hábitos mentales del pasado. Pero no se pegaban tanto al presente. Interferían, sí, con la fluidez de tempranito, pero era como si no consiguieran romper lo nuevo que se había instalado en el día, en mí, en la vida. Antiguos hábitos reactivos, o una autocrítica excesiva, por ahí interferían. O las preocupaciones, el perfeccionismo, en fin, el batallón de choque del pasado. Pero el presente insistía, sigue insistiendo, se abre paso, viene llegando. O viene volviendo, porque la sensación es la de haber vuelto, la de estar volviendo, la de estar a veces por completo, en un tiempo puro, anterior, presente totalmente.

sábado, 8 de setembro de 2012

Um dia

Un día es tanto tiempo. Un día es mucho tiempo. Hoy anduve por las veredas de las calles del barrio. La calle del flamboyant. Leí algunas líneas del libro de Henry James, a A Fera na Selva. Seja sempre quem você é. Agora é de noite. Liguei para os meus irmãos, para um meu amigo, para uma das minhas cunhadas, a que mora na Guyana. Hoje o dia foi de estas coisas. Fazer algumas compras pela manhã. Umas cadeiras necessárias à cozinha. Uns travesseiros, um tapete que ficou muito bem na sala. O mais, lembrar que a vida é sempre algo novo. Soube disto ao chegar à esquina da Epitácio Pessoa. Nunca antes tinha visto todos esses carros aí. E se eram novos, por que eu não os via como novos? O teu rosto. Um antigo poema em que tento dizer o que és para mim, o que sinto por você. Sete dias, sete noites. E alguém poderá se perguntar, por que este texto começa em castelhano e termina em português? Eu também me pergunto, ou, se preferires, yo también me pregunto.

quinta-feira, 6 de setembro de 2012

Un día

Un día es mucho tiempo. Un día puede ser todo el tiempo. Hoy vi una película llamada 360 grados. Varias historias de amor entrelazadas. Muy linda. La percepción viaja. En un momento, vi una imagen que supe que era Dios. Como una pared infinita. Del lado de acá, los humanos, nosotros. De lado de allá, una infinitud amigable y al mismo tiempo asombrosa, Dios.

segunda-feira, 3 de setembro de 2012

Lugar atemporal

Há alguns momentos em que nos deixamos escorregar para uma realidade atemporal, para um tempo parado, quieto. Isto pode ocorrer no meio das atividades diárias, enquanto esperas o elevador, ou antes de descer pelas escadas. Podes ir para esse lugar sem tempo, para esse lugar sem movimentos, que está perpetuamente igual a si mesmo, e ali ter uma sensação de eternidade, de imortalidade. Isto pode ocorrer enquanto olhas uma película na televisão, uns bosques á beira das águas de um lago, alguém remando, as ondas se desenhando na superfície das águas. Em algum momento do dia, o tempo parece se deter. Ou será que és tu que paras, que deténs o teu ir e vir, teu passar, teu estar indo para algum lugar. De repente pode ser enquanto ouves a voz da tua amada, ou ao passar por baixo de uma árvore na calçada, rumo ao mar ou na volta da praia. Também pode ocorrer enquanto lês um livro desses que parece prolongar a nossa vida pelas mãos de um relato que te envolve, que parece ser a tua própria vida transposta para as páginas do livro que lês na sala, enquanto as pessoas em volta, enquanto a tarde que se vai indo em direção à noite, enquanto o vento e a chuva. Podes ir para esse lugar sem tempo a qualquer momento, talvez ele sejas tu mesmo, ou esteja em ti, ou à tua volta. Não sabes. Pouco importa, esse lugar está aqui, ali, em toda parte.