domingo, 31 de outubro de 2010

Cumpleaños

Hoy pasé mi cumpleaños en familia, desde temprano. Una sensación antigua y nueva, perenne, de pertenencia. Alegría, agradecimiento. La familia consanguínea y la otra, la espiritual o afectiva. Una pequeñita, la otra extensa, interminable.

sábado, 9 de outubro de 2010

Minha fé

Nestes já quase dez anos de escrever e publicar na chamada imprensa alternativa ou de esquerda, tenho tido dois ou três episódios desagradáveis, de editores que por algum motivo, decidiam, de uma hora para outra, que os meus escritos não eram mais desejáveis. Não vou citar aqui os nomes, mas os atos. Os nomes não são ditos, mas aludidos, já que o que importa aqui não é assinalar vilões, mas condutas erradas do meu ponto de vista, uma vez desdizerem os pressupostos libertários que me animam. Nunca fui um esquerdista, se por isto se tem os adeptos desta ou daquela corrente seguidora do pensamento de Karl Marx, a quem considero, no entanto, um dos grandes benfeitores da humanidade, que nada tem a ver com as ditaduras erigidas no seu nome, e menos ainda com o controle da opinião e censura que vigoram em sites e publicações ditas “de esquerda” e aqui as aspas são imprescindíveis, já verão os leitores por que. Quando digo que não sou de esquerda, isto significa que eu não me alinho com nenhuma das correntes chamadas socialistas nem comunistas ou anarquistas, embora seja um simpatizante do socialismo, entendido como uma forma de vida em que as pessoas se tratam umas às outras como tais, como pessoas, como gente, e não como coisa ou mercadoria. Ao longo da minha vida, e isto já é dizer várias décadas de história da humanidade e da Argentina, Brasil, América Latina, mundo, estive sempre do lado esquerdo dos acontecimentos, do lado dos oprimidos, e seguirei estando, não como um “libertador”, mas como alguém que com eles se liberta. Discordei na minha já distante juventude, do esquerdismo por ser ateu, por materialista, e, muito mais ainda, por ser torpe e míope em relação à humanidade, ao subjetivo, ao lado interior da pessoa humana. Sou espiritualista, e isto está evidente nos meus livros e, mais, na minha vida diária, desde o começo da minha existência social. Isto não me faz propagandista de alguma doutrina ou crença, mas um praticante ou aprendiz, constante, do mistério do viver. Nunca pensei que a mudança de partidos no poder, de ideologias dominantes, pudesse fazer nada a não ser piorar as coisas, enganar mais ardilosamente os oprimidos para se deixarem submeter sem resistências. Tudo isto é para dizer, em tom de desabafo, que se publiquei ou ainda publico em algum site ou lugar virtual ou real, é somente enquanto posso dizer o que penso. A partir do momento em que começa a haver sugestões, advertências, coações, para me alinhar com esta ou aquela postura, caio fora. Não necessito de nenhuma publicação, e a qualquer momento estou disposto a ficar com meu meio direto de comuncação e ação, sem necessidade de espaços que depois de algum tempo, parecem querer se tornar donos da verdade. Não abro mão das causas que dão sentido à minha existência. São elas, em ordem de importância: o amor, a vida, a paz. Tive o destino de sobreviver a um extermínio executado na Argentina pelo nazismo local, financiado e apoiado por Estados Unidos, a pela Igreja católica, e a intelectualidade venal, isto sem contar, obviamente, os empresários e banqueiros, jornalistas, e outros. A vida torna-se muito preciosa para um sobrevivente. Sou um deles. Nada devo a alguma organização ou partido, embora serei sempre grato às pessoas e entidades que apoiaram a minha sobrevivência a partir de 1977. Tudo isto para dizer que estou a postos na minha trincheira de paz, de construção de um mundo melhor, sem subserviência a nada nem a ninguém. Acreditando que a liberdade de imprensa, sempre mais proclamada do que praticada, não é patrimônio de nenhuma ideologia ou seita, por mais de “esquerda” que se queira. E aqui se faz necessário dizer algo sobre estas aspas. Não vou entrar nesta distinção, apenas quero dizer que existe fascismo de esquerda, contrário à livre expressão das idéias, embora camouflado de estridências verbais, “anticapitalista”, o que é algo como não dizer nada. Quando a última publicação ou site dito progressista, de esquerda ou coisa que o valha tiver fechado as portas aos meus escritos, continuarei escrevendo como sempre fiz, com a minha vida, com meu modo de ser.

sexta-feira, 8 de outubro de 2010

Ser humano

Muchas veces he pensado que el ser humano es algo extremamente intrincado, minucioso, un entrelazamiento de muchas dimensiones, a comenzar por la estructura física, biológica, siguiendo con la mental, social, espiritual. Y si seguimos poniéndole dimensiones, nos vamos a lo político, literario, filosófico, artístico, religioso, económico, es de nunca acabar. Por eso me parece absurdo cuando veo que hay quienes nos quieren reducir a una única dimensión, como decía Marcuse, el hombre unidimensional. Pero no es para hablar de Marcuse, ni para embreñarme en discusiones sobre la unidimensionalidad, pero sí para tomar conciencia, en la medida de lo posible, aunque sea de manera aproximada, de la infinita variedad de mundos que existen, la indecible multiplicidad de realidades de que cada ser humano es titular, por así decirlo: o que se encuentra en cada uno de nosotros. Cuando te levantas a la mañana, como dice Borges, viene al presente todo el pasado. Sales a la calle, como dice Cortázar, donde la realidad se te viene encima como una magnolia, pero no la calle imaginada, el mundo mental, sino la realidad, las cosas que están allí, la gente de verdad, todo lo que existe. Vas a tomar el desayuno, y en la cucharita, en el azúcar, en el pan, en la leche y en el queso, en el dulce y las frutas, la realidad viene hacia ti de distintas formas, el trabajo humano, la industria, el comercio, la naturaleza trabajada. Lees el diario o un libro, ves televisión, vas al cine o al supermercado o a la feria, a la playa, y el día va desdoblándose de manera infinita dentro y fuera de ti, como en mandalas convergentes, una hacia adentro, otra hacia fuera, y tú, el punto de unión. El día va pasando, encuentras gente por aquí, por allá, por todas partes, ves flores, oyes el mar arrullando, los pájaros cantando, el ruido de los autos, música, la vida en su multiplicidad. Llega la noche, vuelve el nacer del sol, y te maravillas con esa bola de luz que sube por el cielo, como cuando eras chico, antes de que las clases de geografía te enseñaran que no es el sol que sube por el cielo, sino que es la tierra --que es una bola giratoria como todo lo que existe en el universo-- la que gira alrededor del sol. Pero dejemos la astronomía, que es también humana, o hecha por seres humanos, y volvamos a ti, transeúnte, pasajero de los ómnibus urbanos. Tú, ese entrecruzamiento de infinitas dimensiones.

quarta-feira, 6 de outubro de 2010

Ubicación

La vida es un juego sin reglas, o si las tiene, las vas descubriendo al tratar de jugar. Uno puede perderse, estar perdido durante muchos años o creerse perdido. Nunca sabes. A veces crees estar tu eje, y estás totalmente fuera de ti mismo, o muy fuera de ti mismo. De pronto todo se acomoda, vuelves a tu lugar. Todo está como debería ser, y tú, en tu lugar, donde debes estar, haciendo lo que debes hacer, todo en su lugar.

terça-feira, 5 de outubro de 2010

Presencia

Varios años atrás, mi madre Gita me hizo llegar por correo un poema llamado “No hay más patria que el sabio para el sabio”, que comenzaba así: “No se te ocurra, Fabio, el desconsuelo de pensar que en el orbe peregrinas, que quien nace con prendas tan divinas, nace a tener por patria todo el suelo. Que regiones distantes o vecinas, el ánimo no cambian sino el cielo. ¿Cómo te juzga ausente tu desvelo, pues te llevas a ti cuando caminas? No hay más patria que el sabio para el sabio.”

Desde entonces, y hoy muy especialmente, estas palabras han quedado presentes. “Vive presente a ti como has vivido, que en tu mano estará no hacer ausencia,” dice el poema antes de terminar con la frase del parágrafo anterior (No hay más patria que el sabio para el sabio)

Migrantes se hacen casa en sí mismos.

La culpa

En el camino de regreso a tí mismo, encontrarás diversos obstáculos. Uno de los más difíciles, la culpa. Tanto difícil de reconocer, como de remover. Puede estar tan escondida y camouflada (y generalmente lo está), que un sinnúmero de aspectos de tu comportamiento en relación a los demás pero fundamentalmente en relación a ti mismo, está condicionada fuertemente por ella, y no te das cuenta. Te invito a mirar tu conducta y a ver si encontrás en ella aspectos que te parecen demasiado obligatorios, como que no podés substraerte a ellos. Probablemente por detrás de los mismos, pueda estar la culpa. Si no podés decir que no, si decís no y te sentís culpable, si tenés una necesidad invencible por agradar y ser aceptado, talvez te estés culpando tanto que ni te des cuenta. Hay hechos de los cuales uno se avergüenza, y cree que todo el mundo los conoce. No nos perdonamos por haber hecho aquello que nuestra conciencia y nuestra moral, nuestro sentido ético, condenan. Pero no iremos lejos culpándonos. Es necesario comprender. Comprender que en aquella situación, fuimos forzados a hacer lo que hicimos. No lo hicimos por maldad o por perversidad, aunque hayan tratado de convencernos de esto. Y siempre hay quien lucre al culpabilizar a otros. Es impresionante la cantidad de conductas que dependen de la culpa. La ansiedad, la formalidad excesiva, el servilismo, la omisión, una necesidad excesiva de servir a los demás, de ser útil, pueden estar escondiendo algún comportamiento culposo. No hay recetas, ni estoy haciendo otra cosa que compartir pistas, que cada uno podrá examinar por sí mismo, y tratar de descubrir qué hay por detrás de ellas. Lo que puedo decir sin dudas, es que la libertad que se adquiere al perdonarse uno a uno mismo, abre un espacio de aceptación y auto-respeto, imprescindibles para que la persona se sienta digna y merecedora de la vida en sociedad.

sexta-feira, 1 de outubro de 2010

Volver

Estarías siempre volviendo. Ser humano es estar constantemente volviendo.
Volver a ser. Volver al lugar donde comenzó tu existencia, como dice el Martín Fierro.
Volver, ser humano es estar volviendo, siempre.