quinta-feira, 18 de fevereiro de 2010

Un día más

A veces te preguntas qué sentido tiene vivir así,
sin hacer nada, sin propósito aparente,
sin otra meta que la de llegar al día siguiente.

La noche está lluviosa y estás sólo, como tantas noches. No sólo sin nadie, sino sólo en casa, después de un día de andar por ahí, haciendo cosas, viendo gente, viéndote en medio de la gente, en ese rebobinar permanente que es la vida.

Tienes tiempo libre, talvez demasiado, no lo sabes. El día termina en medio de la lluvia y te preguntas tantas cosas, si estás usando bien el tiempo libre, qué seria eso, usar bien el tiempo libre. Parece suponer uso debido e indebido del tiempo libre.

La reunión por la mañana, los amigos, el escribir, el tener un lugar en la página, en una página infinita que es el tiempo. La visita a tu amada, sus labios, su mirada, su cuerpo visto por tus ojos como tantas veces, en este día que llega a su fin.

Crees no ser poco haber andado por ahí en este día lluvioso que termina. Sentir que las cosas, tu vida, la vida, lo que existe, una carta que va, una carta que llega, todo tiene su lugar. La lluvia y el frío, lo que pareció tan atroz que nunca debió existir.

Existió, tuvo un sentido, como estas palabras que llegan al renglón y a tus ojos en el final de este día y es el fin de lo que escribiste en esta jornada lluviosa y te preguntas si el día valió la pena. Siempre valdrá la pena un día más.

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