sexta-feira, 8 de outubro de 2010

Ser humano

Muchas veces he pensado que el ser humano es algo extremamente intrincado, minucioso, un entrelazamiento de muchas dimensiones, a comenzar por la estructura física, biológica, siguiendo con la mental, social, espiritual. Y si seguimos poniéndole dimensiones, nos vamos a lo político, literario, filosófico, artístico, religioso, económico, es de nunca acabar. Por eso me parece absurdo cuando veo que hay quienes nos quieren reducir a una única dimensión, como decía Marcuse, el hombre unidimensional. Pero no es para hablar de Marcuse, ni para embreñarme en discusiones sobre la unidimensionalidad, pero sí para tomar conciencia, en la medida de lo posible, aunque sea de manera aproximada, de la infinita variedad de mundos que existen, la indecible multiplicidad de realidades de que cada ser humano es titular, por así decirlo: o que se encuentra en cada uno de nosotros. Cuando te levantas a la mañana, como dice Borges, viene al presente todo el pasado. Sales a la calle, como dice Cortázar, donde la realidad se te viene encima como una magnolia, pero no la calle imaginada, el mundo mental, sino la realidad, las cosas que están allí, la gente de verdad, todo lo que existe. Vas a tomar el desayuno, y en la cucharita, en el azúcar, en el pan, en la leche y en el queso, en el dulce y las frutas, la realidad viene hacia ti de distintas formas, el trabajo humano, la industria, el comercio, la naturaleza trabajada. Lees el diario o un libro, ves televisión, vas al cine o al supermercado o a la feria, a la playa, y el día va desdoblándose de manera infinita dentro y fuera de ti, como en mandalas convergentes, una hacia adentro, otra hacia fuera, y tú, el punto de unión. El día va pasando, encuentras gente por aquí, por allá, por todas partes, ves flores, oyes el mar arrullando, los pájaros cantando, el ruido de los autos, música, la vida en su multiplicidad. Llega la noche, vuelve el nacer del sol, y te maravillas con esa bola de luz que sube por el cielo, como cuando eras chico, antes de que las clases de geografía te enseñaran que no es el sol que sube por el cielo, sino que es la tierra --que es una bola giratoria como todo lo que existe en el universo-- la que gira alrededor del sol. Pero dejemos la astronomía, que es también humana, o hecha por seres humanos, y volvamos a ti, transeúnte, pasajero de los ómnibus urbanos. Tú, ese entrecruzamiento de infinitas dimensiones.

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