terça-feira, 15 de março de 2011

Un día más o menos así

Hay días en que uno se levanta con una tremenda indecisión. La cosa empieza más o menos así. No exactamente así, pero más o menos. ¿Me levanto o no me levanto? Te levantas, pues en algún momento o la cama está ya empezando a molestarte porque está muy caliente la sábana, o el ruido del ventilador ya no lo soportás mas. O entonces la miras a ella durmiendo y te vienen recuerdos del tiempo en que se enamoraron uno del otro, o el otro del uno, o los dos recíprocamente, ya no lo sabes, pero es más o menos así. Entonces piensas, ya levantado, le llamo o no a mi amiga para pedirle el libro que hay que leer para la reunión del jueves. Es muy temprano, te dice una voz, o viene un pensamiento, para que quien esto lee no piense que oís voces, si no te van a querer internar. Sí, decía que no sabes si le llamas o no. Es muy temprano. Ya sé, sí, pero le puedo mandar un mensaje por el celular. Le mando. Nada. ¿Cómo nada? Sí, el que nada no se ahoga. Lees los libros de meditación y piensas en lo de la puerta estrecha. ¿Tendrá que ver con esto? Ella se levanta y le miras los ojos, te pregunta si vas a querer tomar café. La duda otra vez. Dices que no, que sí. Sí, bueno, dale. Y el día está como vos, nublado, sale el sol. Llovió un montón a la noche y entró muchísima agua en la sala, al lado del sillón, cerca de las plantas. Un día más o menos así, es más o menos como te digo aquí. No del todo así, no tan así, pero más o menos así.

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