segunda-feira, 18 de novembro de 2013

Sincronicidad

De tanto escribir y leer, de pronto se va creando una simetría, una sinergia, una sincronicidad entre tu vida y los libros que lees y escribes. Ayer a la tarde me levanté de la siesta pensando en un flamboyant que hay en una esquina cerca de mi casa. Veía sus flores y ramas, su tronco y raíces.

Todo esto para decir que no necesito estar pensando todo el tiempo. Puedo dispensar, puedo estar, solamente. A veces leo un libro, mejor dicho, una frase en un libro, y me admira cómo esa frase llegó en el momento justo. Ahora mismo, esta tarde, estaba en casa, andando sin tener nada que hacer, sin saber qué hacer, y sin embargo sospechando que lo que tenía que hacer era eso: no hacer nada.

Entonces encuentro un escrito mío de esos que estoy juntando pensando en algún nuevo libro que talvez un día publique. Se llama “Dispensando”, y trata justamente de esto: de que no hay necesidad de estar pensando todo el tiempo. Se puede estar simplemente, como cuando uno era chico.

Otras veces me ha pasado de leer en un libro, una frase que retrata exactamente lo que estoy viviendo, o me trae un estado de espíritu que me hace bien, me alinea con el presente, me simplifica, me trae paz y consuelo. Otras veces, lo que leo me cose con el pasado positivo, me une con acontecimientos y personas, estados de ánimo, me refresca y me renueva. Uno va construyendo su propia casa.

Sea pintando o dibujando, escribiendo y leyendo, yendo y viniendo, como abejas u hormigas, construimos nuestra casa, nuestro tiempo, todo el tiempo. De a poco, mediante lo que escribes o lees, se va cerrando la brecha que separa el aquí y ahora y lo eterno. El aquí y ahora es lo eterno.

Nenhum comentário:

Postar um comentário