Tarde de dejarme
venir en colores. La valijita de pintura. Las cajas de lápices
acuarelables. El sacapuntas. Los pinceles. Los blocs de papel telado.
Entonces dejarme venir en colores. Ver los lápices. Sentir el rojo,
el amarillo, el violeta, el verde, el marrón, el naranja, el azul,
el blanco. Todos los colores. No solamente usarlos, sino estar con
ellos. Ser ellos ese tiempo inmemorial en el que pierdo la noción
del tiempo y simplemente estoy allí. Refluyendo en colores. Como
llegando a la primera orilla, la más antigua. Todos los recuerdos,
las presencias. Gente que disfrutó de mis dibujos y cuadros. Las
exposiciones. Todo el tiempo pasado presente. La sensación de
familiaridad. Mis padres y hermanos. Mis abuelos y abuelas. Mis tíos
y primos. Mis amigos y amigas. Toda la vida. Todo el tiempo. Una
tarde de refluir en colores.
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