Lejos de mí sumarme a la avalancha de análisis e
interpretaciones sobre lo que podrá llegar a venir después de la pandemia.
Más bien trato de focalizarme en lo que me toca vivir en este
momento.
Atención a lo más inmediato.
La vida se configura de maneras diferentes para cada
persona.
Trato de disfrutar de los espacios de libertad que soy capaz
de crear o descubrir.
Aflojar la autoexigencia, la necesidad imperiosa de agradar
o atender a quienquiera que sea.
Tengo la gracia de estar vivo y me reúno con un pasado que florece
de maneras tan bellas como sorprendentes.
El tempo va enseñando cosas si uno se dispone a aprender.
No soy perfecto.
Mis defectos y vulnerabilidades me ponen en una situación de
humildad que me abre a la presencia divina y de mis semejantes afines.
No necesito estar forzando todo el tiempo.
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