domingo, 14 de agosto de 2011

Lugares

Llueve. Hay una cosa mágica en el olor de la pintura al óleo. Como hace tiempo, como tantas otras veces en el pasado, hoy, en esta sala, mientras escribo estas cosas, siento el olor de la pintura. La pintura ya fue mi casa, como el dibujo, como la canción, como la literatura, la oración, la fraternidad, tantas cosas. El ser humano es como una abeja, como uma hormiga, anida en cualquier parte, de cualquier cosa hace su nido. Hoy pensaba que lo del ser humano es habitar, hacerse un lugar, hacer de si mismo, de la circunstancia que le toca vivir, su lugar. Los Beatles una vez más, como desde el orígen casi, vienen en mi auxilio. There are places I´ll remember all my life, though some have changed. Hay lugares que recordaré para siempre, o por siempre. Esos lugares son reuniones de vida, de acontecimientos, de sucesos. La vida es una reunión de acontecimientos, la vida de cada uno, de todas las personas, y aún la vida de las plantas, del cielo, del mar, de las nubes, de todo lo que nos rodea y de lo que estamos hechos. Sin Los Beatles yo no estaría, no sería. Tampoco yo no sería sin otros muchos seres cuyo amor está en mí, o soy yo. Infinita cadena de seres, la mayor parte desconocidos por mí, otros conocidos y evocados, agradecidos. La vida toda se da cita en cada persona que está viva. Todo ló que es, está en todas partes, todo es como una tela contínua que se extiende desde todos los lugares hacia aquí y desde aquí hacia todas partes. Ahora llueve, y el olor a pintura ya se ha desvanecido. La tarde se va haciendo noche, y estas reflexiones sobre el lugar de lo humano, sobre lo humano como un construir lugares, van llegando a su fin también, por ahora.

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