segunda-feira, 12 de maio de 2014

Intentos

Talvez si tuviera que definirme, diría que soy un trabajador de la palabra, un escultor de silencios, y alguien que acecha el color y la belleza del mundo. Un pintor al acecho.

Esto no quiere decir que me la pase pintando o escribiendo. Es más vale que me la paso viendo al mundo y sintiéndolo en buena medida desde la belleza, desde la fragilidad que un poema o una pintura serían capaces de expresar. Pueden ser pinturas o poemas míos, o de otras personas.

Hago intentos, muchos intentos, con colores y palabras. A veces sale algo que valga la pena y quede, otras veces van pasando palabras y colores como pasan todas las formas. Como pasan todas las cosas.

Algo queda sin embargo, aún de esos intentos fallidos. Alguna cosa se limpia dentro mío, se abre algún espacio, aún cuando el escrito o el dibujo no hayan redundado en nada perdurable.

El intento fue algún movimiento. Y el movimiento en sí libera. También las horas de no saber qué hacer, que a veces son muchas, dejan algún resultado. Una oración, una meditación, alguna reflexión, un movimiento interno o externo.

Algo siempre resulta de las tentativas. Uno se va acomodando por dentro, se va ajustando, va sabendo que todo es como debe ser. Uno gana más confianza, sabe que no está solo.

Hay gente que te quiere, y son muchas estas personas, están en varios lugares. Uno forma parte de un tejido que incluye nuestra familia y las personas con las cuales trabajamos en la construcción de vínculos solidarios, de lazos positivos.

Proyectos de futuro personal y comunitario. Uniendo gente de países diferentes, cosiendo soliaridades, aprendiendo, siempre aprendiendo.

Esto no siempre es placentero, pero de algún modo en todo este movimiento, se van generando pasos más sólidos, en medio de la fragilidad de lo humano.

Traté de transformarme en una versión aceptable de mí mismo, pero no hay caso: sigo siendo yo mismo.

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