Un título como éste
es el del próximo capítulo que estoy digitando, de mi libro
Libertatura, en español. Por algún motivo, me he detenido en
la tarea de digitar. El saber de la experiencia. Lo que aprendemos
con nuestra experiencia de vida. Ahora estaba reflexionando sobre
esto. Lo que sabemos porque lo hemos experimentado. Lo sabemos de
primera mano. No porque alguien nos dijo o porque lo leímos en algún
libro o porque creemos que es así. Adalberto Barreto y José Comblin
ponen este tipo de saber, en el centro de la liberación. El centro
de la libertad, el foco de la libertad, es ese saber de primera
mano, el saber experiencial. Caundo escribo estas cosas, respiro
aliviado. La experiencia me lleva a mi infancia. Revivo ese estar en
el mundo de la manera como lo viví cuando niño. Respiro aliviado y
siento que es posible volver a esa libertad, ese estar feliz y
despreocupado, confiado. Vivir para jugar, para disfrutar. Jugar y
disfrutar. Todo es tan intenso cuando somos niños. Puede serlo de
nuevo, si volvemos a ponernos en el centro de nuestra propia vida.
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