quarta-feira, 23 de setembro de 2009

El amor es un lugar

No puedo contarte los libros que tengo en mi biblioteca. No son muchos, pero buenos. Algunos, leídos hace ya mucho tiempo, en los días de mi juventud. Otros, que he ido buscando por bibliotecas y trayendo a casa. No hay libros ociosos, al menos, eso creo. No me gustan libros para perder tiempo. Libros son lugares, ya lo sabes, y no hay lugar para el no lugar. El no lugar creo ser el lugar del arte, el lugar de lo inútil, de lo que no tiene precio en el mercado, lo que no se puede vender. Pero estos libros no son para el mercado, son para el alma, son para el vivir, para el ser, para respirar mejor. Lugar del lugar y del no lugar. Son juegos de palabras, querido lector o lectora, cada uno sabe cuál es su lugar, o debería saberlo, o hacerlo. Creo que los lugares uno los hace. Hay algunos que están hechos y no los olvidamos. El remanso de un río donde nos bañábamos cuando chicos, una montaña que veíamos a las mañanas, los sauces cayendo sobre el agua del río, las nubes que pasan, el vuelo de los pájaros, el color del cielo cuando el sol se pone, una casa antigua que guarda significados, una calle especial, una esquina, una pared. La memoria es prodigiosa. Nada se pierde. El amor es un lugar, ahora lo sé. No es un sentimiento apenas. Es un lugar. Un lugar donde puedes ir, donde puedes quedarte, donde puedes ser tú mismo o tú misma. Un lugar donde nadie te pide explicaciones porque todo lo sabes cuando allí estás. Ahora sopla el viento y ya viene el sueño en la noche que se hace madrugada, y esto es lo que quería decirte. Buen día.

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