quinta-feira, 12 de agosto de 2010

Expansión

Cuando el día viene del sueño y el sueño no te deja, dejas que esa somnolencia te diga cosas. Como hoy, en que el día nublado y el frío desde temprano, como que te despiertan y vienes a asomarte a este lado de la vida que llamas vigilia, realidad, mundo real, o cosas así, sabiendo que las cosas no son así. Juegas con esos dos lados de la vida como un niño que va y viene por los portales de la vida. Andas por aquí y de pronto algo te recuerda lo que soñaras anoche. Un número, una persona, alguna presencia, lugares, paisajes, sensaciones. Recuerdas los libros de Lovecraft y los de Cronin, los de Hermann Hesse y los de Cortázar y Borges. Anoche y esta mañana leías O farol do Norte, de Cronin, y la lectura te llevaba a otros libros suyos. Admirabas la forma como el autor te lleva a la intimidad de los personajes, a escenas domésticas o profesionales. Y aún más te maravillaba la manera como los escenarios y los personajes de todos sus libros están concatenados. Otros no, son totalmente diferentes, como Uma extraña mulher y Encontro de Amor. Leías una frase de Simone de Beauvoir en el almanaque de la sala: El ser humano sólo se supera totalmente en el arte. Estaba en portugués: O ser humano apenas se ultrapassa totalmente na arte. Ou pela arte. No se bien cuál es la expresión, pero sé lo que dice. Sabes que es así. Sólo el arte nos lleva más allá de lo efímero, más aún que la religión o la religiosidad. La belleza de un paisaje o de una mujer hermosa o de un niño o de una flor, nos transportan. Y aún más nos transportan cuando esa misma belleza viene de una canción como la que anoche escuchabas en medio de la obscuridad, cuando faltó luz. Los sonidos te expandían, y te preguntabas cuántos has sido, cuántos sos. Ahora ella corrige trabajos a tu lado y vas dejando estas reflexiones. Chau, bom dia.

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