sábado, 28 de maio de 2011

Testimonio

Cuando ha pasado algún tiempo, la persona se siente como que con la obligación de compartir algunas cosas. No con la pretensión de estar con la verdad, pues la verdad es siempre fugitiva, está siempre más allá. Pero es como un deber para consigo mismo, con la persona que fuimos y seguimos siendo. El mundo cambió mucho en estos últimos años, en estas décadas entre el fin del siglo pasado y el dia de hoy. Pero no es para hablar de esos cambios, que son muy intensos e impactantes, que escribo estas líneas. Sino para tomar conciencia, siempre de manera precária y aproximada, de esta fugacidad que es la vida.

A partir de um cierto momento, ya no podés pensar que vivirás eternamente. Y has visto tantas cosas, ha pasado ya tanta historia delante de tus ojos, que no puedes menos que registrar tu perplejidad frente al existir. No solo te sorprende estar vivo, sino también cuánta vida ya ha pasado. Sabes estar más cerca del final, pero esto no te arredra, aunque no deja de ser asustador por momentos. No sabes cómo será el gran salto, pero esto no es de preocupar. Lo que más te maravilla es estar aqui. Todavía estar aqui. Instiendo en esto de la vida. Viste el hombre llegar a la luna, los hippies, las revoluciones, las luchas sociales, las dictaduras.

Pero no es esto todo, esto es casi nada. Lo más admirable es lo que está por venir. Lo que está aqui. Lo que se insinua y se muestra en este presente, y no sabes bien qué es, qué puede llegar a ser. Hay una semilla brotando, y no es una semilla del mal. Es una buena semilla. Lo verás. Lo verá la próxima generación

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