terça-feira, 4 de outubro de 2011

Ordenando

Hay días en que estás así, como buscándote, como tanteando, intentando poner las piezas en su lugar. Tú eres parte del rompecabezas cósmico. Andas por los caminos, miras las flores, hueles el viento, miras las hojas de los árboles, ves la gente caminando, las nubes en el cielo. Y en medio de todas las cosas, juntándote a ellas, en armonía, estás tú, en este comienzo de tarde, encontrando de a poco el lugar que te corresponde en el ajedrez de la vida. Las palabras se van ordenando en la página, y a medida que las letras van formando lo que escribes, vas ordenándote a ti mismo, te ordenas al ordenar las palabras. Ellas te ordenan, te ordenas al ordenarlas. Las letras y las palabras, las palabras y las letras, y tú, una letra, la palabra en la hoja. La eterna escritura indescifrable cuyo libro es el tiempo, como dice Jorge Luis Borges. Oyes el canto de un pájaro, es la hoja, es el tiempo, es la letra, eres la palabra que cansadamente baja a la hoja. Alguien ordena platos en la casa de al lado. Un rumor de autos en la calle. Un viento que entra por la ventana. Todo está en su lugar, todo cambia, todo es como debiera, aunque no siempre te parezca así. Así es ahora, por un instante, y ya no es más, todo fluye.

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