Hoy estuve en el
Centro de Formação Missionária Pe. José Comblin, en Café do
Vento. Era la segunda vez que iba allá, con mi esposa y amigos. En
el camino, la palabra “confianza” me vino. Esto me trajo mucha
tranquilidad. Ahorita nomás, me vino otra vez esta palabra:
confianza. Parece oportuno recordarla, en estos tiempos que nos toca
vivir. En particular, en la reunión en pequeños grupos esta mañana,
me hizo bien saber que es posible atravesar situaciones muy
difíciles, y salir ileso. El encuentro de hoy me alegró por varios
motivos. Tal vez el principal, el énfasis que se le da al
conocimiento de experiencia, vivencial, en la educación continuada.
En esto convergen Adalberto Barreto –creador de la Terapia
Comunitaria Integrativa-- y José Comblin. Creo que esto es lo que me
sana en estos encuentros. Gente del campo y de la ciudad, las
trayectorias son parecidas. Los desafíos son comunes. En el fondo,
todos sabemos lo que nos hace bien y lo que necesitamos. Pero me hace
bien reforzar esto, no sólo en mi pensamiento, sino en el diálogo,
en la escucha de otras personas. También me alegra saber que
seguimos construyendo redes. Se van creando lazos. Proyectos en común
se van configurando. Común, comunidad, son palabras que escucho
frecuentemente. Uno afianza su identidad, al recordar sus orígenes.
Nos enraizamos en el aquí y ahora, colectivamente.
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