Volver y no volver de Mendoza. Volver y haberme quedado. Ir
llegando de a poco y ya haber llegado a João Pessoa. Reencontrarme en el
paisaje urbano que me reconoce. El mar que debe estar allí afuera en la noche. Tener
adentro mío todas esas partes de mí que son mis hijas y mis hijos. Mi nieto. Mi
padre. Mi esposa. Mis hermanos. Mi familia más grande. Mis amigos. Saberme
hecho de esas frases, esas palabras claves que llegan en el momento justo, de
la manera justa. Y ahora ya entregarme a este placer tan antiguo como yo. Ir
juntándome, ir viendo lo que está aqui. El ser que soy. Adentro y afuera. Todo
tan cambiante, y yo ese todo también. Ya no soy solo. Soy uno.
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