Escribo para poder ser. Escribo para tener un lugar para
vivir. Un lugar para mí. Esto lo vengo diciendo desde que me di cuenta de por
qué escribo. Hay otros motivos, claro. Pero creo que este es el principal.
Cuando estoy escribiendo, ocupo mi lugar. No hay otra sensación tan placentera
como ésta. Es un lugar que yo mismo hago. Voy haciéndolo. Hago este lugar, y
tengo que volver a hacerlo continuamente. Al ir escribiendo, la vida se va
imprimiendo, se va grabando. Lo que ocurre, lo que me ocurre, se va quedando
almacenado en la memoria. Esa memoria está tanto dentro de mí, como a mi
alrededor. Al escribir, por lo tanto, me voy integrando a la memoria del
universo. Voy siendo uno con todo lo que existe.
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