domingo, 11 de maio de 2025

Día de las Madres

Domingo es día de familia. Todo día es día de familia. Seguridad. Raíz. ¿Dónde está mi familia? Donde estoy yo. Ya no es más un deambular errante. Sé que estuvieron y siguen estando conmigo. Todos y todas. Cada uno, a su manera. Aún los más distantes. Siguen conmigo. Y se agregó la familia próxima. La que vive al lado. La gente que mira a los ojos. Los y las que insisten en seguir siendo lo que son.

El lugar más seguro. Seguro que Jaime y Pepa han de seguir donde están. Donde estuvieron. María Riquelme. Tía María. Mónica. Ana María. La familia extensa. Por afinidad. La comunidad que fui capaz de ir tejiendo y construyendo. Pancho y Fernanda. Siguen los nombres. Ese tejido de oro que me sostiene y me guía. Más allá de todas las diferencias. Género y yo no combinamos. Sigo siendo yo.

No necesito andar a los empellones con quien quiera que sea. Por el motivo que sea. O por ningún motivo. Prefiero el toque. Esto me preserva y me nutre. La violencia no es lo que predomina, aunque insistan en querer forzar esta impresión. Más bien prevalece lo contrario. La solidaridad. El apoyo. Un gesto gentil. No siempre me siento seguro. Esto no me impide de seguir yendo a donde sea.

Reunión familiar. Día de las Madres. Sí, sí. Madre. De allí vengo. Y seguís conmigo. Conocí y conozco otras madres. Me río porque vienen asociaciones. Recomienzo es un volver al origen. Volver a empezar. Otra vez. ¡Nací tantas veces! Sigo naciendo. Recuerdo un cuadro que pinté para Ana María. Una rosa en la mano. Esta rosa anda conmigo hoy. Hace 35 años. ¿Qué tiempo es este? Tiempo de compartir. Disfrutar. Confiar.

(11-05-2025)

sábado, 10 de maio de 2025

Dia das Mães

No sé qué tiene esto de escribir, que es como un vicio. Siento que voy juntando vida y más vida. Toda la vida vivida y la soñada. La vida que vivo ahora es más bien vida reunida. Ya no me preocupo tanto, o no me preocupo nada. Aprendo a disfrutar de la vida nomás. Es mejor así. No sé si este será un escrito con algún valor. Lo escribo por placer. Simplemente para sentirme contento. Ese gustito de hacer cosas que me gustan.

Como ver las chicas en el supermercado esta mañana. Una de short celeste. Otra en la cola del cajero. Y ahora sentir el cuarto de trabajo donde escribo y se reúnen las memorias. La casa de mis abuelos paternos en San Genaro. La casa que soy, que me sorprende con sensaciones antiguas y actuales. Estar bien en el mundo. Bien en medio de la gente. Bien conmigo. Tudo bem.

Sentirme escritor en medio de la gente. Saber que tengo mi lugar. No tengo que forzar nada. Ni actos, sentimientos, actitudes. Nada. Sólo dejarme fluir. Solamente estar y ser. Ser el que soy. Sin papeles. Por ahí me veo más bien así. Sin papeles. Sé que ocupé papeles a lo largo de la vida. Pero soy sin papeles. Ayer una amiga me preguntó si yo todavía trabajaba. Le respondí con una tranquilidad que me sorprendió, que sí, que mi trabajo es en la Terapia Comunitaria.

Es un trabajo que no me da trabajo. Es como escribir. Es como estar esta tarde de sábado, en la proximidad del Día de las Madres, sintiendo el viento y los sonidos de Cabo Branco. Algo que sucede por sí mismo, como el río, como el viento, va yendo sin esfuerzo. Leo un cuento de Clarice Lispector: “Dia das Mães.” Cuenta el día que vivió, como yo cuento el que vivo. Esto es lo lindo de los cuentos, crónicas o como quiera que se llamen.

Vamos trayendo la vida a la vida, y la vida queda, mientras nosotros también nos quedamos. O nos vamos yendo de a poquito. Gente querida afluye a mi memoria. De muchos tiempos y lugares. Una sensación de eternidad.

(10-05-2025)

sexta-feira, 9 de maio de 2025

Judas, de Amós Oz

Acabo de terminar de leer Judas, de Amos Oz.

Primer lectura.

Imágenes y frases originales, claras, gráficas.

Leer va siendo distintas cosas. Como vivir. Integradamente. Cada vez más integradamente.

El consuelo mayor es verme personaje. Saber que hay muchos hombres como yo, que lloran, se emocionan. Lloramos. Nos emocionamos. Y esto por ahí nos dejan, me dejan un tanto perplejos.

Hasta donde va mi memoria, es mi primer lectura de un libro que trae la vida en Israel. La vida como centro, foco, eje. Le vida vivida, mi terreno predilecto. Más allá de prejuicios y rótulos. Libros airean. Liberan. Inclusive de la presión o extrañamiento.

(09-05-2025)

 

Sentidos de mi sociología

Sigo mi propio camino en la sociología, como en la vida, que para mí están integradas cada vez más, de manera indisociable. Nunca entendí, ni siquiera en mis tiempos de estudiante, que el conocimiento académico, o científico, pudieran o debieran superponerse o suprimir otros saberes también legítimos.

Esto me provocó algunos roces con lo que llamé el “establishment” sociológico, a los cuales respondí académicamente, con mi tesis doctoral defendida en la Universidade de São Paulo: Max Weber: ciencia y valores. Reivindico el pluralismo cognoscitivo, apoyado en mi lectura de Max Weber, bien como en mi propia práctica docente, que se extiende ya por más de 40 años.

No concibo el conocimiento como un objeto en sí mismo, sino como un medio para una vida más plena, auténtica y feliz. En mi tránsito por la academia encontré una cierta naturalización de un uso instrumental del conocimiento al servicio de intereses personales y también burocrático-corporativos.

Actualmente mi trabajo consiste en apoyar la práctica de la Terapia Comunitaria Integrativa, un medio de potencializar la capacidad resiliente y la acción autónoma y libertadora de personas y comunidades.

La vida es corta, y aprendí y sigo aprendiendo que mi manera de darle el valor incalculable que tiene, es ponerla al servicio de algo mayor, que es para mí la construcción colectiva de un mundo mejor que empieza, pero no termina, en cada uno de nosotros(as).

Lo que denominé de "ciudadela sociológica" es un apartamiento, una desfiguración del sentido original de la sociología. Una traición. Abandonar el sentido libertador de una práctica para transformarla en instrumento de opresión es sin duda una traición. Aunque quienes la practiquen se cubran de oro. No estoy aquí para criticarles. Cada uno, cada una, sabe o debería saber a quién sirve.

Yo elegí ser humano y esto me compromete con una actuación cotidiana inseparable del trabajo humano de humanización.

Plena realización de todas las capacidades que nos constituyen como persona. Poetización es lo que mejor expresa esta praxis libertadora, que nos devuelve a nuestra condición original.

Mi trabajo de escritor accesible me ha hecho borrar las barreras que podrían haber llegado a separarme de las personas circundantes. Nunca escribí desde otro lugar que la persona que soy.

Alguien que no se olvidó de sí mismo. Esto me enorgullece y me hace saber que no me aparté de mi objetivo. No critico a quienes puedan haber tomado otros rumbos.

No quieran, sin embargo, que yo me aparte del sentido de aprender continuamente, lo que me compromete a un nacer contínuo sin el cual, para mí, no hay vida sino apenas aguantar.

Plenitud es un destino que se alcanza solidariamente, nunca solitariamente. Nada me obliga a querer vengarme de lo que pudo haberme dañado.

Hice flores de esos dolores, como tanta gente alrededor. Y trato de seguir así cada día. Hay días en que ya nazco sol. Soy ya yo mismo desde el vamos.

Otros días la sombra debo ir apartando laboriosamente. Esto me va trayendo a lo que soy, e inevitablemente termino por encontrarme de nuevo.

Por eso sigo. Vida es esa insistencia. Una esperanza que camina. Terminé por transformarme en una de esas personas que admiraba.

La unificación, la vivencia cotidiana de mi totalidad, hacen que cada vez más cada momento contenga todos mis momentos. Ni mi arte, ni mi vivencia del evangelio de Jesús de Nazareth, nada en mí esta disociado.

Todo forma parte de una presencia que me contiene y me guarda. Y puedo decir con tranquilidad, que disfruto de este trabajo de reconstrucción que, si bien por ahí cansa, como todo trabajo, tiene sin embargo un sabor y un placer sin igual.

Ilustración: "Flores después de la lluvia"

(09-05-2025)

segunda-feira, 5 de maio de 2025

Consciencia

Consciencia es más que saber. Más que mera información. Es conocimiento y experiencia. Es saber lo que se quiere, y hacerlo. Vivir según lo que nos es más valioso. Yo no iría hacia un discurso genérico ni a una reflexión abstracta. No tendría sentido. Lo que tiene sentido para mí ahora, y cada vez más, es ver lo que permanece. Lo que he sido capaz de ir configurando en mí, en primer lugar. Y en seguida, o simultáneamente, en la vida más cercana. Esto es lo que me interesa. Es lo que está a mi alcance. Lo que me rescata de la desaparición.

Lo que me es propio. Lo que es mío sin lugar a dudas. Esto se me viene presentando con nitidez y claridad. Con riqueza de detalles. Mis primeros años. Mi familia en aquellos tiempos. Las revistas de chistes. La casa de la calle donde íbamos a ver TV. Los cohetes a fin de año. El edifico Escasany. Mendoza. Las compañeras y compañeros del Liceo Agrícola. La vida fuera del internado. El concurso de afiches. La Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNCuyo, donde estudié sociología.

La revista Consciencia, que hacíamos con una compañera que entendía de periodismo y artes gráficas. En ella divulgábamos el proceso de creación de un currículum orientado a una pedagogía libertadora. Para mí era otra vez un nacimiento. Muchos nacimientos. Uno detrás del otro. La salida del internado me trajo a la familia que vivía en Buenos Aires. Córdoba. Yo trataba a toda costa de hacerme un lugar. Me sentía sapo de otro pozo. Hice algunas amistades.

Después vino el golpe y un salto al vacío. Otra vez sin lugar. Después Brasil. Y ahí a hacerme otro lugar. Otra vez nacer. Nacer siempre. El grupo de exiladas y exilados argentinos en São Paulo publicaba un boletín: El piolín y la hilacha. Ahí publicábamos lo que queríamos. Yo publiqué un poema: “No ser de aquí.” Iba haciendo pie en otra realidad. Tenía mucho de desafío y también de seducción. Alegría. Música. Fiestas. Esperanza. Bailes. Nunca dejé de ir a Mendoza durante la dictadura. Iba a visitar a mis padres y a un amigo.

Ahora han pasado ya casi 48 años de Brasil. Y sigo firme. Lo que voy viviendo ahora tiene mucho de un reencuentro de mí conmigo del lado de acá. Y este lado de acá es el lugar que ocupo yo desde adentro y en el medio. Lo que me toca vivir es la vida en primer plano. Limpiecita de nuevo. Otra vez a estrenar. Las sensaciones primeras. Menos obligaciones. Más placer. Más fluir. Más lo que quiero y menos lo obligatorio. Es una novedad para mí esto. Es tenerme nuevo de nuevo.

El sentido de pertenecer y estar enraizado, contenido, guardado, se ha venido haciendo más fuerte. Es una sensación que por ahí viene y va. Pero es muy frecuente. Esto es muy placentero. No necesito estar haciendo fuerza todo el tiempo. Ni para hacer lo que quiero, ni para defenderme de gente que en realidad no me ataca. Son fantasmas. O quizá solamente gente con quien no tengo afinidades. Convivo con profesoras y profesores en el sindicato. Esto me reaviva un sentimiento de libertad y compañerismo.

Es como que de pronto estar llegando. Haber llegado y seguir llegando a un lugar que es muy mío. Y al mismo tiempo es un lugar común. Un espacio donde estoy bien.