segunda-feira, 19 de julho de 2010

Recuerdos

Aún recordarías, no sabes por cuánto tiempo, la imagen del bandido apuntándoles las armas a tí y a tu mujer. Ella gritando y tú bajando, en la mañana, para ver el rostro encapuchado del intruso en la sala exigiéndoles silencio. Los minutos interminables amarrados en el suelo, esperando lo peor. Sabes que un día ha de pasar, no sabes cuándo, pero pasará. Ahora el frío de la mañana te trae a un día ya tan lejano, se te figura. En un lugar tan lejano, tu nativa Mendoza, y no João Pessoa, adonde en breve volverás. Oyes los pasos de tu padre andando por la casa. Recuerdas los días nevados de hace poco tiempo atrás. Todo va corriendo. En breve correrás también atrás de ella, de tu amada, como el tiempo corre hacia el origen. Y no habrá otro recuerdo que el del sol brillando en sus ojos, en su sonrisa. Y volverás a disfrutar del simple hecho de estar vivo, como siempre lo hiciste. Volverás a la beira mar a encantarte con el mar y con el sol que nace, como siempre lo hicieras, con la gente que pasa, como tú, bajo el sol, en medio de la brisa, con el cielo arriba a cubrirlos y el canto de los pájaros.

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