quarta-feira, 20 de junho de 2012

Escribiendo

Algunas veces uno quisiera escribir algo, no tanto por tener algo que decir, sino más bien al contrario, por tener la necesidad de escuchar y escucharse. Mágico ritual este de escribir, que te pone en contacto contigo mismo o contigo misma, y con el mundo a tu alrededor. Después de ya muchos años en esta tarea u oficio (que muchas veces es solamente un juego, pero un juego en serio, de jugar de verdad, jugar a encontrarte y a establecer puentes) vas sintiendo que de a poco, has ido construyendo tu propio mundo. Vives en un mundo que vos mismo o vos misma has creado. Esto es muy lindo. No tiene nada que ver con un aislamiento o autismo, más bien al contrario. El mundo es tuyo, pues de él te has ido apropiando de a poco. Cada vez que ponías una frase en un cuaderno o libreta, fuera para escribir un relato do lo ocurrido en el día, una fantasía, un sueño, o bien para escribir un artículo o un poema, fuiste abriendo puertas hacia ti mismo y hacia afuera. Como ya han pasado muchos años en este ejercicio, al mismo tiempo que has ido haciendo el mundo en que vives, pues otros y otras te han leído y te devuelven sus impresiones, también has ido disolviendo las falsas ideas sobre ti mismo y sobre el mundo. Muchas veces uno suelta una frase tajante, y esto provoca algún lector, o al contrario, eres tenue, y alguien te provoca. Es un juego. No tienes por qué entrar en él si no quieres, puedes jugar y basta. Mucha memoria se ha ido juntando con el pasar del tiempo. Recuerdas textos leídos en tu juventud, la revolución, el cambio social y de la conciencia. Han pasado muchos años, y aunque este mundo actual te resulta en buena medida intransparente, tal vez lo sea porque ya no miras tanto desde el prejuicio y las ideas hechas, sino más bien desde una cierta simplificación de la mirada que a veces te muestra que las cosas no han cambiado tanto así. Nos sigue costando convivir con las personas diferentes. No siempre podemos aprender con lo que nos contraría. Pero es un ejercicio de la vida, el intentar en las circunstancias que se presentan a cada momento, fluir. Hoy veo mucha gente que escribe criticando, y creo que hay muchas cosas que criticar: la indiferencia del gobierno en cuanto a las condiciones de trabajo y remuneración de los profesores universitarios, por ejemplo. O bien el descuido de la municipalidad en cuanto al arreglo que haga transitables las veredas de la ciudad, sin riesgo de que uno tropiece y se rompa la cabeza. Pero no basta la crítica. Es necesario cambiar en el sentido de irse haciendo más permeable a lo que hay, a lo que está. Yo creo que muchas veces le damos duro a lo que los demás deberían hacer, y no hacemos lo que está a nuestro alcance. Escribir te va poniendo en el centro del juego. De pronto no te podés esconder, no de los demás, sino de ti mismo. Has ido construyendo como que un lugar para tí, y ese lugar te va llevando. Te has ido liberando en la escritura, en la literatura.

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