Llegaba de la calle y venía al cuaderno. Como tantas veces,
para tratar de fijar aquí algo vivido. Algo aprendido. Alguna cosa que me
hubiera llamado la atención. Como ser el encuentro con un viejo amigo esta
mañana. Veía su rostro. Tantos caminos. Tanta fé. Tantas ganas de vivir. Un empeño
en no doblarse. Recta conducta.
Las flores en los cuadros y en el jardín. Y
ahora en casa, juntando el día. Aquellos pedazos que quedaron grabados. El mar
a la noche. La gente en el veredón. El clima de campaña electoral. Viejos
sueños de igualdad. Inclusión social. Sin hambre. Sin violencia. Sin
dominación.
Y el amor aquí, ahora. En este instante que es la eternidad presente.
El milagro de estar vivo. Insistiendo en estar aquí entero, disfrutando del don
de la vida. Agradeciendo. Dios.
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