sábado, 5 de novembro de 2016

Leyendo

Levantarme temprano sólo por el placer de estar de pie a estas horas. Como para poder sentir lo que es el día, el estar vivo, un poquito más. Aunque más tarde tenga que dormir para recuperar el sueño perdido. No hay sueño perdido. Hay sueño. Ayer pasé un buen tiempo leyendo, que es una de mis maneras predilectas de pasar el tiempo. El tiempo no pasa, el tiempo queda. El tiempo es lo que es, y uno es tiempo. La cuestión es que de tanto leer, me fui introduciendo en ese mundo vasto que es la literatura. Un libro leído me lleva a otros tantos libros leídos a lo largo de la vida. De pronto ya estaba yo en aquél tiempo inmemorial del cual me fui haciendo parte desde niño, a través de las lecturas de los libros que mis padres nos leían a los tres hermanitos. Entonces los libros que estaba leyendo eran puertas hacia ese mundo acogedor e incluyente, ese mundo infinito y amistoso del que formo parte, del que todo forma parte, ya que todo es escrito, todo son letras y palabras. Adentro y afuera es un solo escrito.  

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