quinta-feira, 11 de outubro de 2012

Plenitud

No sólo no murió, sino que, al contrario, cada vez nacía más. Eso de la vejez, se dio cuenta esta mañana, no es para mí. Yo voy siendo cada vez más yo, cada vez más joven, a medida que el tiempo pasa. Y si esto te puede llegar a parecer una especie de juego, no te has engañado. Lo contrario es que es fatal: pensar que porque los años van pasando, nos vamos transformando en una especie de cosa inútil, algo menos que. Yo, al contrario, lo que compruebo a cada momento, es que de a poco, o de a mucho (depende de los días, sabés, che), voy viviendo cada vez más en una especie de paraíso, en un tiempo atemporal, en que una felicidad muy especial, antigua, pues tiene que ver con mi infancia, y nueva, pues está aquí ahora, nuevecita mesmo, es lo que predomina. No es que viva en una especie de éxtasis, no, no me entiendas mal. Lo que te quiero decir es que hace ya algunos años, estos últimos años, disfruto de cada instante como algo muy precioso. Todo me da alegría, prácticamente. Aún los disgustos cotidianos, en la convivencia, en el tránsito, esas cosas, son como que detalles pintorescos. Lo que predomina, como te dije, es esa sensación de alegría profunda, una paz contenta, si es que me puedo llegar a hacer entender.

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