A veces siento necesidad de estar conmigo mismo. Entonces me
pongo a escribir. Cuando llego a la hoja, cuando estoy aquí, está todo bien.
Todo es como debería ser. Es que este es el lugar donde debo estar. Aquí soy
yo. Aquí me recupero de las presiones sociales por desempeño. Aquí no hay exigencias.
Es sólo estar. Y estar bien. Aquí estoy bien. Aquí no hay los “debería” ni los “debiera”.
Aquí es lo que es. Y lo que es, es paz, es armonía. Esta mañana me desperté y sentí
de imediato esa sensación de sorpresa por estar aquí. Respirar. Sentirse vivo. En
seguida, empezar las actividades diarias. Sabía que sólo estaría mi lugar,
cuando llegara aquí. Cuando empezara a escribir. Se me ocurrió que podría
escribir el día que vendría. Sería como construir el día previamente. Puse
algunas anotacioes. Amarillo es el color de los afectos. Lo veo-siento cuando
no me presiono, cuando no me exijo. Entonces es ese amarillo tenue que es como un
tejido fino que está por todas partes. Las cosas pueden ser de una manera o de otra.
Puedo hablar o no hablar. Es un juego. No hay necesidad de estar actuando
siempre como quien quiere acertar siempre. Acertar puede ser actuar, y puede
ser también esperar, escuchar.
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