terça-feira, 8 de setembro de 2015

Presencia

Acabo de volver de unos días en Bananeiras, interior de Paraíba. Tanto verde. Gente cordial, que saluda. Ese sumergirse en el campo, que nos tranquiliza. Los árboles, las vacas. Los pájaros cantando y volando por todas partes. Las mariposas y flores. Tanto verde. Todo ese verde, que de verdad que aunque tenía ganas de volver a casa, también confieso que volví con una cierta tristeza. Alguna parte nuestra se encuentra muy a gusto en la inmensidad y el silencio. Es cierto que la vida sigue, y uno atiende a sus llamados. Misiones aquí, misiones allá. Pero ninguna misión mayor que el amor y la felicidad. La justicia y la celebración de la vida. Ahora al escribir, en este pedazo que es la parte que me cabe en este latifundio, también una sensación de paz me invade. Una sensación de aquietamiento. También aquí están mis afectos. Mis libros, mis amigas y amigos. Mi familia, aún la que vive lejos, o ya en otros planos de existencia, está toda aquí. Todo aquí, y yo también.

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