sexta-feira, 25 de setembro de 2015

Integración

Esta mañana fuí a Pitimbu (Paraíba, Brasil). Los bambuzales a los costados del camino. Verde, como un tul. El cielo abierto. El mar turquesa. Mar y cielo. Cielo y mar. Verde. Azul. Las colinas o morros, no sé como llamarlas o llamarlos. Un sumergirme por unos momentos, en un interior donde el tiempo anda más despacio. El tiempo se detiene, muchas veces. Gente que conversa, gente que anda sin apuro. No necesito estar siempre apurado, haciendo cosas. Hay cosas que hacer. Sí. Y hay que hacer cosas, pero puede ser en otro ritmo, más lento. A veces me parece que es posibe vivir en esa velocidad casi parada, casi detenida, en ese tiempo que no se mueve, que está como quieto. Veía los yuyos a los lados del camino, a la vuelta. La ruta que va hacia Tambaba para un lado, y a João Pessoa por el otro. ¡Cómo ha crecido la ciudad en estos años! ¡Cuánta vida ya ha pasado en mi vida en todos estos años! Y ahora que he vuelto a Mendoza, Argentina, de manera más permanente, es como si un mundo antiguo estuviera haciéndose presente. Uno ya es abuelo, no podría dejar de registrar este hecho fundamental. Un abuelo ve las cosas de otra manera, más integrada. Es la perspectiva del tiempo más corto y más intenso que nos es dado vivir en esta etapa de la vida.

Nenhum comentário:

Postar um comentário