sexta-feira, 22 de janeiro de 2010

Tiempo de ahora

Volvía, había vuelto, un tiempo primordial, al que vinieras acercándote muy de a poco, como que sin darte cuenta, pero sabiendo. Hoy lo sientes en tu piel, en ese aroma de flores que entra por tu ventana, en el canto de los pájaros que oyes esta mañana mientras algo dentro de ti te dice y sabes que ese tiempo volvió, que nunca se fue, que te fuiste sin haberte ido, como mamá te dijera esa mañana ya tan distante, antes que ella se fuera, en una de las tantas veces en que emprendías el camino de vuelta a casa, no sabías si te ibas o volvías. Habías vuelto. Ahora sabías, no serías más, nunca más serías un extraño para vos mismo. Te había sido dado, habías conquistado, no sabías cual sería la expresión correcta, pero sí el hecho que registras. Ese tiempo primero está aquí de nuevo, como al comienzo, como cuando niño despertabas a la mañana y todo estaba ahí, de nuevo, pero por vez primera, de un modo único, y no tenías en aquél tiempo pero tienes ahora, noción de esa novedad, de esa gracia magnífica que estar vivo aquí, ahora, en ese tiempo sin horas de la vida, mientras el gallo canta, mientras el auto pasa por al calle, mientras el viento llega a ti y le dices a quien esto lee, buen día. Sabes ser la hora primera, el justo lugar, como dijera la canción que aún resuena en tus oídos.

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