Cuando vienen las aguas, las recibo.
Las siento en todo yo. Son los dolores, las heridas, las alegrías, la
esperanza. Estas son mis aguas. Cuando ellas vienen, las recibo. Ellas me abren
al mundo y a mí mismo.
Agradezco cuando vienen las aguas. El Dr. Adalberto
Barreto dice que quien no gime de dolor, no gime de placer. Yo no elijo la hora
en que vienen las aguas. Apenas las recibo.
Abro los brazos y las abrazo. Las
acojo en mí. Veo entonces el río de mi vida. Lo que ha sido y sigue siendo este
mi estar aquí. Aguas del comienzo al fin.
Na foto, um fícus que cresce no pátio do CEFOR, em João Pessoa, Paraíba.
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