terça-feira, 17 de novembro de 2015

Tengo mis escritos

Aquí puedo venir cada vez que la vida me destruya. Y por Dios que no han sido pocas estas ocasiones. Ya he escrito tanto y de tal manera, que es ya casi como si las palabras me escribieran. Aquí me he ido rehaciendo. Me he venido recuperando, y lo sigo haciendo. En este juego de reflejos en el que de a poco y de a mucho, me voy teniendo de vuelta. Aquí es como si entrara en un país quieto y tranquilo. Un lugar de paz. Plantas, flores y montañas. Y un río que baja cantando. La voz de ella cantando en mi pecho. Y las nieves eternas. Atravesando la cordillera hacia Chile y hacia Mendoza. Ya tantos caminos, que hemos ido cosiendo nuestra América Latina al mismo tiempo que vamos cosiendo nuestras heridas internas. Tantos lugares, tanta gente querida, tantos momentos de encuentro. Refuerzo de vínculos. A veces cierro los ojos, o aún con los ojos abiertos, y me dejo ir hacia toda esta gente querida de la Terapia Comunitaria Integrativa, mi familia y mis amigos, los colegas y las colegas del trabajo voluntario que he ido encontrando en todas estas jornadas de gente que se busca a sí misma colectiva, comunitariamente. João Pessoa, Lagoa Seca, Sousa, Brejo das Freiras. Montevideo, Paysandú, Uruguay. Misiones, Posadas. Paraná, Entre Rios, Valle María. Reconquista, Santa Fé, y Godoy Cruz, Mendoza, Argentina. Brasilia, Distrito Federal; Coxipó do Ouro, Mato Grosso. Emborozú y Tarija, Bolivia. Ya se ha ido recomponiendo el mapa interno y se sigue recomponiendo. Es una actividad continua. Pero sobre todo, tengo mis escritos. Las Ocas do Indio, Ceará. Mis colores, mis libros. Todo este mundo de afectos de que estoy hecho. Aquí puedo venir cada vez que la vida me destruya. 

Nenhum comentário:

Postar um comentário