Acabo de volver de una breve
caminata por la beira-mar. Parece que nunca me hubiera ausentado. Uno no se
ausenta de lo que quiere, de lo que ama. El amor es presencia. Una persona
amada está con uno todo el tiempo, no importa donde pueda estar fisicamente.
Esto me pasó ahora mismo, a respecto de mi madre. Sentí ella en mí, su
sabiduría, esa su manera tan propia de hacerte saber lo necesario, sin
discursos ni pretensiones proselitistas. Compartía lo que sabía, lo dejó
también en libros. Yo estaba dudando sobre qué debería hacer, o qué es lo que
querría hacer. Entonces recordé que ella siempre decía: Dios es la necesidad.
No tuve dudas. Me fui a caminar. Me dí cuenta de que mi madre está presente en mí
más allá de lo racional. Dí una vueltita. El veredón en reformas. La gente
yendo y viniendo. ¡Tanta diversidad humana! Todo ese paisaje nocturno. Las
luces de las barracas. La gente sentada en la murallita. Más allá, el mar
oscuro. ¡Cómo uno se hace uno con una ciudad,
con un paisaje! Allá o acá, todo es uno y uno es todo.
Nenhum comentário:
Postar um comentário