domingo, 31 de janeiro de 2016

Continuidad

Esta mañana, cuatro telas en blanco, en sus respectivos caballetes. Azul. Ahora a la tarde, cuando ya tantas cosas han pasado por dentro y alrededor, vengo a la hoja como si quisera saber qué son estas cosas, y sé. Blanco, azul. Cuatro. Cuatro ventanas o puertas por donde donde estoy pasando. Ahora ya un poco más tarde. Algo adentro mío se va juntando. Me admira ver la juventud que sigue adelante. Con su alegría y con sus sueños. Con su trabajo y su esfuerzo. Me estimula y me alegra. Veo allí, en esos rostros jóvenes, el triunfo de la vida. Una vida de rostros múltiples y diversos. Finalmente, verdaderamente, realmente, la vida no deja de sorprenderme. Me veo reflejado en esa corriente humana que sigue adelante, que va plantando y cosechando, incansablemente. Creo que yo y mi generación, muchos y muchas de entre nosotros, también fuimos y seguimos siendo parte de esa continuidad de sueños. Sueños antiguos, que no caben en ideologías ni doctrinas, no caben en instituciones o partidos. Lo humano es más, la vida es grande, en su pequeñez. Miro el tiempo pasado y el presente, como un único y el mismo tiempo. Tiempos discontinuos. Trato de zafarme de los restos de máscaras que se me habían pegado a la piel. Algo muy precioso está aquí ahora. Este momento no tiene precio. Vale todo, y agradezco.  

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